Passivhaus, viviendas perfectas para personas con alergias, según Sto

Publicado el 21 marzo 2019 por Comunicae @comunicae

Llega la primavera y, con ella, una de las épocas más duras para los 8 millones de españoles alérgicos al polen, cifra que en los últimos años no ha dejado de aumentar a causa de la extensión de la temporada alérgica, la contaminación, la ausencia de lluvias y unos malos hábitos en el hogar que impiden reducir el contacto con partículas de este tipo.

Según los expertos, esta última premisa es una de las más importantes para disminuir los síntomas de la alergia. Y es que, teniendo en cuenta que en la calle serán inevitables los factores ambientales que provocan su sintomatología, la única alternativa estará en convertir la propia vivienda en un refugio contra el polen (sacudir las alfombras a menudo, emplear filtros de polen en los aires acondicionados, limpiar los muebles frecuentemente con paños húmedos, evitar ventilar entre las 5 y las 10 de la mañana y las 7 y 10 de la noche, etc.).

Aunque parece fácil en la teoría, lo cierto es que evitar la entrada de ciertas sustancias y su adherencia a determinadas superficies es inevitable. ¿Existe alguna forma de conseguir la ansiada purificación del ambiente dentro de hogar? Sí, en viviendas construidas bajo el estándar Passivhaus. "Gracias a su sistema de ventilación mecánica controlada, se garantiza la ausencia de polen en el interior, así como de otras sustancias como el polvo, los ácaros, los olores o las emisiones contaminantes, lográndose un aire interior puro y de calidad" explica José Almagro, CEO de Sto Ibérica. "Frente a una construcción tradicional, las denominadas casas pasivas renuevan el aire continuamente sin necesidad de ventilación tradicional", concluye.

¿Cómo se renueva el aire en las viviendas pasivas? ¿No se pueden abrir las ventanas?
La hermeticidad es su principal punto distintivo. En los edificios convencionales, la filtración de aire contaminado se produce a través de las juntas, las carpinterías o las instalaciones. En las casas pasivas, esta entrada de aire se produce de forma controlada por un equipo de ventilación, lo que permite renovar el aire continuamente y disfrutar de las variables clave del confort y la energía: temperatura estable y excelente calidad de aire.

¿Significa esto que en una vivienda pasiva no se pueden abrir las ventanas de par en par? No: como en cualquier vivienda, es posible utilizar la ventilación tradicional. Lo que ocurre es que no es necesario, sobre todo en estaciones extremas (verano e invierno), en las que la temperatura exterior no es agradable y, al abrirlas, se estaría perdiendo eficiencia energética y confort interior. Además, al existir una ventilación mecánica continua, la necesidad de ventilar para renovar el aire desaparece.

Primavera, no obstante, es la época en la que más se aprovechará para abrir las ventanas en una vivienda pasiva. Dado que las condiciones exteriores son propicias y la temperatura es agradable, no se corre el riesgo de alterar las condiciones térmicas e higrométricas del edificio. El único inconveniente, sin embargo, es que entren partículas como el polen, pero, gracias a la ventilación controlada, este problema desaparece por la renovación constante del aire.

Otros mitos sobre las viviendas pasivas
Como ocurre con otras muchas innovaciones en el sector de la construcción, el estándar Passivhaus está rodeado de falsos mitos que impiden que su implantación prolifere y el interés por apostar por este tipo de edificaciones no avance tanto como debería. Junto a la creencia general sobre la imposibilidad de abrir las ventanas, los expertos de Sto traen otros cinco falsos mitos y perjuicios que se ciernen sobre las casas pasivas:

Son sinónimo de un buen aislamiento. Una Passivhaus es mucho más que aislamiento térmico: carpinterías de altas prestaciones, ventilación controlada con recuperación de calor, estanqueidad del aire o ausencia de puentes térmicos.

No se necesita calefacción ni aire acondicionado. Es cierto que, si cumple con todas las exigencias del estándar, no necesitará acondicionamiento térmico extra la mayor parte del año. Sin embargo, en un clima como el mediterráneo, será necesario un poco de ayuda. Eso sí, será suficiente con equipos de poca potencia.

Es muy cara. Las construcciones Passivhaus son aproximadamente un 10 % más caras que las tradicionales. No obstante, su gasto energético es un 80% inferior -lo que supondrán un importante ahorro anual- y tiene menos costes de mantenimiento, ya que utiliza materiales de mayor calidad y no tiene problemas de condensación o moho, principales causantes de los daños en los edificios tradicionales.

España no está preparada para este estándar. Se incide en la idea de que no es adecuado para un clima mediterráneo porque se trata de una edificación que proviene originariamente de zonas frías. Sin embargo, hace casi 30 años que se construyó la primera casa pasiva y, desde entonces, ya se han levantado miles de edificios en diferentes partes del mundo, algunas de ellas con climas más severos que el de España. Por tanto, se trata de un estándar de construcción rigurosamente probado y verificado, que no utiliza tecnología nueva ni complicada.

No es posible para rehabilitaciones. El estándar Passivhaus también puede utilizarse en rehabilitación. De hecho, esta certificación tiene su propio nombre: “Enerphit”. Es aplicable tanto en rehabilitaciones integrales de edificios y viviendas, como en reformas de pisos dentro de un bloque de inmuebles plurifamiliar. Aunque utiliza varios componentes Passivhaus, habrá otros criterios, como la orientación, que no cumplirá.