San Juan y como siempre por estas fechas, es época de brevas. Son la primera cosecha de las dos que suele tener una higuera y siempre han sido muy apreciadas desde tiempos inmemoriales por toda la cuenca mediterránea: ya disfrutaban de ellas los faraones y eran consideradas un manjar en la cultura griega. A mi abuela le encantaban, mi madre se las chifla y yo... pues lo he heredado.
Aunque son menos dulces que los higos por su mayor contenido en agua, siguen teniendo un alto poder calorífico, así que no es menester sentarse delante del canasto. Son ideales si se practica deporte y también poseen propiedades antioxidantes, son buenos pa tó, pa tí y pa tu cuerpo aiiiih omááááá que rico shsht shsht!!!
Como más que gustan son al natural, fresquitas de la nevera, porque tienen un sabor muy suave, pero también se pueden cocinar y quedan genial. Aprovechando que me han regalado muchas, hoy os voy a presentar una receta dulce/salada que puede servirse como entrante, plato principal para una cena por ejemplo o de postre sirviéndolo muy frío.
Tiempo de preparación: 1 mijilla
Tiempo de cocción: 1 mijilla más grande
Ingredientes (para 4-6 personas normales; para 1 si tiene ocho estómagos como ALF, for example: mi hermano adoptivo o mi padre):
- 1 lámina de hojaldre
- 4 huevos
- 1 vaso de nata baja en grasa
- 1 ramita de romero
- 5 ó 6 brevas
- 1 queso de rulo de cabra
- sal
- miel
Mientras precalentamos el horno 10' a 175-200º, prepararemos los ingredientes. Primero extenderemos la masa en el molde que prefiramos, pero que al menos tenga un dedo y medio o dos de profundidad.
Seguidamente en un bol batiremos los huevos con un poco de sal, como si fuera para tortilla francesa, el romero picado (preferible fresco, pero si no te gusta el sabor, no le pongas), y la nata.
Vertemos la mezcla en el molde con cuidado de no salpicar.
Luego incorporamos el queso a trozos repartiéndolo uniformemente. Puedes usar el queso que más te guste pero que sea de fácil fundición. Por ejemplo, si prefieres sabores más suaves puedes usar mozzarella fresca o incluso requesón. Si quieres que el pastel sea íntegramente dulce, añade azúcar/endulzante/miel a la mezcla y un queso sin sabor apreciable como tipo philadelphia, incluso puedes obviar el queso y poner sólo fruta.
Una vez repartido el queso, limpiaremos la fruta. Sólo es necesario un enjuague y cortar un poco el rabito. La piel es mucho más suave que la del higo, así que no es necesario pelarlas, sólo cortarlas por la mitad.
Las repartimos por todo el molde y una vez listo lo metemos al horno, en la rejilla a media altura a unos 180º durante 40-45' o hasta que el hojaldre esté dorado. El tiempo de cocción variará dependiendo de vuestro horno, el mío ha estado en modo aire 40' a 175º.
Para cortar es mejor dejar enfriar completamente, además que en caliente sólo sabrá a queso y al estar fundido te puedes quemar con facilidad.
Para servir queda ideal con un poco de miel, a temperatura ambiente si lo sirves de plato principal acompañado de un buen tinto ... o muy frío si lo sirves de postre, así se nota más el sabor a la fruta. Si no te gusta la miel o eres alérgico, puedes sustituirla por azúcar glass, alguna confitura, un Pedro Ximenez... ¡lo que más te guste!
Espero ver fotos de vuestras creaciones y no tengáis miedo, como podéis comprobar estaba comestible y la catadora sigue vivita y coleando!!!!