Revista Cultura y Ocio

"Pastoral americana". Philip Roth y Ewan McGregor. (Va de cine II)

Publicado el 07 febrero 2018 por Juancarlos53

No es frecuente en mí reseñar al tiempo una novela y su adaptación cinematográfica. Sin embargo leo con gusto secciones o páginas de blogs que sí lo hacen. Especialmente me gusta la sección "Al Alimón" de los blogs "Leer, el remedio del alma " de Kirke Buscapina -mi amiga Paloma- y "" de Chelo Ferrer, amiga cinéfila valenciana. Desde aquí recomiendo que leáis lo bien que analizan novelas y películas de ellas emanadas. Es una gozada. Por mi parte, pido benevolencia dado que no practico mucho esta modalidad.

Vi por televisión la adaptación al cine de '"Pastoral americana" , la novela que Philip Roth escribió en 1997 y que junto a "Me casé con un comunista" (1998), y "La mancha humana" (2000) forman su denominada Trilogía americana'. La película la firma y protagoniza Ewan McGregor quien con ella da el salto a la dirección sin abandonar la interpretación. En USA se estrenó a finales de 2016, pero en España el estreno no tuvo lugar hasta el mes de junio del año pasado. No pude verla en salas, así que cuando trasteando por ahí vi que Movistar+ la tenía en su catálogo no me lo pensé más. La vi y me gustó. Vamos, lo diré mejor: el drama humano que se le presenta a Seymour, el personaje interpretado por Ewan McGregor, al ver cómo todas las ilusiones vertidas sobre Merry su única hija se vienen abajo dada la deriva vital que ella toma, es de los que no se olvidan.

El film tiene una duración de 126 minutos y se centra en el comportamiento de Merry ( Dakota Fanning), una niña criada entre algodones por sus padres, Dawn ( Jennifer Connelly) y Seymour Levov. Merry de tan sólo dieciséis años desaparece tras un hecho que conmociona a la pequeña localidad de Old Rimrock situada a sesenta kilómetros de Newark (Nueva Jersey). Sus padres, especialmente Seymour, la buscan denodadamente. En el curso de esta búsqueda que dura más de cinco años el Sueco, sobrenombre por el que Seymour es conocido en la ciudad desde sus tiempos de brillante deportista en el instituto, enfrenta sus arraigadas convicciones en las que fue educado y educó a su hija Merry con la nueva realidad social que se iba abriendo camino en unos Estados Unidos enfangados en la Guerra de Vietnam.

La película presenta la historia de desesperación de estos padres de manera lineal con pequeños flash backs puntuales que remiten bien a momentos importantes de la vida de alguno de sus personajes: el éxito como reina de la belleza de New Jersey que a los 19 años tuvo Dawn; lo buen jugador, hijo, y amigo de sus amigos que siempre fue Seymour; el endiablado y fuerte carácter de Lou Levov ( Peter Rieger), el abuelo y creador de la empresa familiar; y sobre todo, cuando el drama ya está en marcha, la placidez de algunas escenas campestres vividas junto a su hija cuando era sólo una niña evocadas por el Sueco en contraposición a la dura realidad que ahora la familia está viviendo.

Como digo la película me impactó especialmente por la dureza del tema planteado que va más allá del habitual choque generacional padres-hijos. Me parece una excelente película muy bien interpretada por los actores, todos ellos de reconocida valía: Ewan McGregor, Jennifer Connelly, Dakota Fanning, Peter Rieger t , Rupert Evans (es Jerry, el hermano de Seymour), David Strathairn (es Nathan Zuckerman, un antiguo compañero de clase del hermano de Seymour, Jerry), Valorie Curry (es Rita Cohen, una mujer joven que le da pistas a Seymour para localizar a Merry), etc. En cuanto a la dirección de Ewan McGregor yo la calificaría de muy correcta (buena contextualización con imágenes documentales, temas musicales del momento, perfecta ambientación...).

Una película que me atrevo a recomendar a cualquiera por todo lo dicho hasta aquí, pero sobre todo porque en la base del film hay una potentísima historia, la que Philip Roth escribió en 1997 en forma de novela.

Como he dicho al inicio de este post, tan impresionado quedé por lo que había visto en formato cine que rebusqué en mis estanterías para localizar la novela sobre la que John Romano construyó el guion cinematográfico; un guion, todo hay que decirlo, que fue supervisado por el propio novelista.

Cuando empecé a leer la novela en seguida fui consciente de la importancia que en la construcción de una película tiene el guionista. Y de paso, claro es, percibí la enorme distancia que separa la narración literaria de la cinematográfica. La primera gran diferencia es de tamaño pues una historia contenida en 470 páginas ha de condensarse en dos horas. Con este jibarismo propio del cine innumerables aspectos contenidos en la novela original se pierden, se sugieren muy levemente, o incluso simplemente se cambian por otro u otros que se consideran más propios de un relato en imágenes.

el film de
Como no es mi intención destripar la enorme historia que Roth ofrece no entraré a pormenorizar lo que sí está y lo que no. Menos aún desvelaré los finales de una y otra, aunque ya con sólo lo que acabo de decir cualquiera entenderá que son diferentes lo que para mí supuso una indudable sorpresa pues, dejando a un lado los aspectos de la novela desechados para la película, en líneas generales Ewan McGregor es muy respetuoso con la narración escrita por Philip Roth.

Sí diré que Philip Roth entrega al lector en forma de ficción el cambio trascendental vivido en América durante la década de los 60 y los 70. Dicho cambio vino en USA de la mano de la interminable y agotadora guerra de Vietnam. El año 1968 fue trascendental en todo el mundo (Mayo del 68 parisino, Primavera de Praga, el movimiento de las Panteras Negras en USA, el asesinato de Robert Kennedy ese año, etc.) pero en Estados Unidos marcó un antes y un después en las relaciones familiares, en la música (el festival de Woodstock de 1969), en la extensión del consumo de estupefacientes, en el antimilitarismo de los jóvenes hippies, en el nacimiento de múltiples sectas que abogaban por otro tipo de sociedad alejada del consumismo en que se había centrado el sueño americano...

Para mostrar este cambio radical Philip Roth echa mano de una tradicional familia norteamericana de Newark (New Jersey) formada por un apuesto joven deportista de familia judía ( Seymour Levov, el 'Sueco') y una bellísima chica de familia católica ( Dawn Dwyer Levov). Si en tiempos de Lou Levov, el padre de Seymour, esta disparidad religiosa constituía un conflicto enorme, en nada va a quedarse cuando la muy querida criaturita ( Merry Levov), nacida en el seno de esta familia propietaria de una fábrica de guantes que da trabajo a muchos habitantes de color de la localidad, empiece a pensar por sí misma y venga a romper todo el crisol de seguridades en que sus padres vivieron hasta entonces.

Creo ya haber dicho suficientemente que sí, que la película me agradó. Pero la novela..., la novela me parece una de las grandes realizaciones literarias del siglo pasado, el siglo XX. Literariamente la novela es magnífica. El escritor distribuye la historia que nos ofrece en tres grandes apartados (I. Paraíso recordado; II. La Caída, III. Paraíso perdido). Cada uno de estos apartados está formado a su vez por tres extensos capítulos. Los títulos de las tres partes tienen mucho que ver con quién está narrando en cada momento. Así en "I. Paraíso recordado" quien está recordando -y narrando- es Nathan Zuckerman, alter ego del propio escritor, que en una fiesta por el 45º aniversario de la promoción de 1950 del Instituto donde estudió, al contacto con los antiguos compañeros rememora la historia del Sueco, auténtico protagonista de la historia que se nos va a relatar. En II. La Caída el relato se hace en 3ª pero con frecuencia es el propio Seymour quien se hace dueño de la narración como cuando se dirige al auditorio para contarles su experiencia como marine (" Fui licenciado el 2 de junio de 1947. Me casé con una guapa chica llamada Dwyer. Dirigí un negocio que había levantado mi padre, un hombre cuyo padre no sabía hablar inglés. Viví en el lugar más bonito del mundo ."). Con el entrecomillado se nos quiere informar de la 'textualidad' de lo que se nos dice, una textualidad fruto del recuerdo de lo que el propio Sueco habló con Zuckerman o con Jerry, el hermano médico a quien se confía cuando los problemas arrecian.
Si la anterior es la estructura externa, internamente la historia diríamos que circula constantemente alrededor de la desaparición de Merry. Seymour intenta encontrar una explicación razonable dentro de su mentalidad conservadora sobre cuál haya podido ser el detonante que explique las actitudes de una niña tan lista, guapa e inteligente como desde siempre fue Merry. Haga lo que haga, todo le lleva a pensar en su hija; podría decirse que está atrapado en la tela de araña que su desaparición ha tejido sobre él. Por contra Dawn sufre el conflicto con frecuentes caídas mentales que provocan su ingreso en el Hospital. Allí, durante esas estancias se rebela contra su vida abominando de su reinado de belleza que, pese a ella, siempre la ha acompañado y la ha marcado. En realidad todo lo que en su vida ha elegido hacer es consecuencia de este deseo de escapar de la tela de araña que su premiada belleza le ha tendido de cara a su comunidad... y a su hija. Y es que sí, también en sus relaciones con Merry su belleza y las inseguridades de la niña -era tartamuda- ha sido un factor determinante. También Merry tiene su propia tela de araña que la aprisiona: ésta viene determinada por radical choque entre el confortable nido familiar en que ha crecido y la dureza del exterior de la que su familia quiere protegerla pero que ella captó muy pronto, en 1963, con sólo 11 años, cuando quedó anonadada al ver por televisión cómo un monje budista mostraba su oposición a la guerra del Vietnam quemándose a lo bonzo. A partir de esta terrible escena que sus padres querrían haberle evitado, Merry se sensibiliza con el sufrimiento que esta intervención armada está provocando y decide luchar, como tantos otros jóvenes del momento, contra ella.

La psicología de los personajes -de todos, no sólo del trío protagonista- la presenta Roth en toda su complejidad y variedad de matices mediante el empleo de variados recursos y procedimientos: narrador interno o externo, según quien cuente y qué; variedad en los estilos discursivos (directo, indirecto, indirecto libre...), monólogo interior y flujo de conciencia que cíclicamente envuelve la mente de los personajes, en especial la de Seymour; perspectivismo; avances y retrocesos según convenga; empleo de elementos culturalistas: saliendo de la escuela al ritmo estimulante de Iolanthe, la música final que tocaba un sintetizador e imitaba a Nat "King" Cole, Frankie Laine y Sinatra... ", o también las temas musicales ("", " referencias a artistas concretos ("Garganta profunda" de Fue Mendy Gurlik (ahora Garr) quien me llevó al Teatro Adams para oír a Illinois Jacquet, Buddy Johnson y Sarah Vaughan [...] me llevó con él a oír a Mr. B, Billy Eckstine, en un concierto Linda Lovelace da un juego fantástico para entender el concepto de moralidad y la moralina de algunos de los personajes); uso de referencias políticas concretas que, unidas a la diversidad de elementos culturalistas, contextualizan debidamente la historia: el presidente Lyndon B. Johnson, los papeles del Watergate, Richard Nixon y sus terribles engaños...; el enfrentamiento De ordinario escuchaba Caravana Musical, el programa de Bill Cook, los sábados por la noche, en la oscuridad de mi dormitorio. El tema de la sintonía era Caravan de Ellington, [...] Glenn Miller y Tommy Dorsey [...] Louis Jordan y su Tympany Five [...] Frankie Laine cantando Mule Train [...]", etc.) , del momento ("moral pública versus comportamiento privado, quizás uno de los grandes asuntos que se dirimen en esta novela (a este respecto es de máximo interés observar lo bien que Philip Roth muestra la hipocresía con que la sociedad americana trata el sexo y el fortísimo influjo que el mismo tiene en todos los aspectos vitales de los personajes. Especialmente es un factor que carga sobre los hombros de los personajes un enorme sentimiento de culpa y que se elude tratar en público aunque siempre sobrevuela todo lo que se hace). Y muchísimos otros más.

Final
Imagino que muchos os estaréis preguntando la razón del título. Ciertamente es una incógnita que durante la lectura de la novela y la visualización del film uno quiere despejar. Quizás no habría necesidad de que el autor explicitase el sentido de su elección; desde luego en el film, centrado mucho más en el asunto de la desaparición de Merry y los problemas que ello genera en sus padres, no hay tal necesidad. Sin embargo, en la novela, mucho más extensa y con una infinidad de asuntos más planteados el motivo de tal elección quizás pudiera perderse o difuminarse. Preocupado por ello, durante la lectura he prestado mucha atención al asunto y he visto que sólo hay dos momentos en que se explicita el sentido del mismo. La primera vez aparece inmerso en una de las múltiples reflexiones que al principio del relato hace Zuckerman pensando en su amigo Seymour y el problema por el que debió de pasar con su hija (" La hija que le llevaba fuera de la ansiada pastoral americana para conducirle a cuanto era su antítesis y su enemigo, a la furia, la violencia y la desesperación de lo contrario a la pastoral, a la fiera americana indígena. "). La otra, se da casi al final de la historia, cuando ésta ya ha concluido casi, en una referencia a la festividad del Día de Acción de Gracias del que se dice que " Es la pastoral americana por excelencia y dura veinticuatro horas. " .

Es una novela inmensa que no se agota en sí misma y que da un durísimo repaso a la civilización occidental, aunque personificando en Estados Unidos. Tras leerla muchos de los valores tenidos por inamovibles en nuestra cultura se ven ciertamente violentados: el comportamiento de los adultos respecto a los menores; el famoso 'hogar, dulce hogar' (" Todos tenemos hogar. Es ahí donde todo sale mal. "); la doblez sistemática: menores dulces y brutales, cónyuges tan cívicos y adúlteros; y en el caso de quien escribe el choque judíos-gentiles que constantemente le constriñe y del que también constantemente quiere evadirse al tiempo que desea, sí y no, integrarse en la sociedad de esos locos gentiles que en definitiva es América:

" Apretar un gatillo y disparar un arma para "divertirse". Aquellos gentiles estaban locos. "


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