¿Cómo es posible que un jugador de la calidad del argentino termine en la liga francesa? Si alguien apostó por el desembarco de Javier Pastore en la Ligue 1 habrá ganado más dinero que el que vaticinó la muerte de la estrafalaria pero magnífica Amy Whinehouse.
Pero quizás lo que más llame la atención no sea el traspaso en sí, sino las cantidades del mismo. Nada más y nada menos que 45 millones de euros ha pagado el PSG de Leonardo por el cordobés. Sí, otra vez 45 millones, la cifra mágica que valen todos los cracks este verano (Agüero, Neymar…).
Es verdad y es innegable que el ya ex del Palermo tiene una clase espectacular, una visión de juego que recuerda al mismísimo Zidane, ese toque preciso para dar el último pase y domar balones caídos del cielo y a todo esto hay que sumarle su llegada al área y un disparo potente. Javier Pastore es un jugador que mueve al equipo, que puede definir un partido pero tiene una pega, es intermitente; defecto que puede mejorar con la experiencia, tan solo tiene 22 años.
Llega a un equipo en reconstrucción que quiere volver a asomarse a la cumbre de la liga con un crack que los dirija como fueron en su tiempo Raí o Ronaldinho. Ha fichado a la última sensación de la Ligue 1, Kévin Gameiro (os sonará porque lo tenía atado el Valencia), que anotó la nada desdeñable cifra de 22 goles formando parte del modesto Lorient FC. También se ha unido a los parisinos Momo Sissoko, después de tres años en la Juventus para dotar de más músculo al centro del campo.
Además de los citados anteriormente, llega Jeremy Menez procedente de la Roma para formar pareja ofensiva con Gameiro. Si a estos dos les añadimos a Pastore, tenemos un “Big Three” temible en la Ligue One.
Pese a los refuerzos del PSG, sigo pensando que Pastore merecía un equipo de más entidad en una liga de más entidad. Si ya parecía estancado en el último tramo del Calcio, en Francia se va a estancar aun más. No me gustaría que se convirtiera en el Gourcuff argentino. Así que espero que haga un buen año y un equipo Champions de España o Inglaterra le rescate por su bien y por el del fútbol.