Título
Pastores del mal
Datos publicación
Alrevés. Barcelona 2021. 386 págs.
Datos del autor
FÉLIX GARCÍA HERNÁN (Madrid, 1955) cursó Derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, pero es, por vocación, hotelero. Desde sus inicios como botones, todavía adolescente, ha recorrido todos los peldaños de su profesión hasta llegar a dirigir en Madrid establecimientos tan emblemáticos como el hotel Urban, el Villa Real o el Only You. Desde el 2004 al 2012 perteneció al consejo de administración de la prestigiosa asociación Small Luxury Hotels of the World.
Además de Cava dos fosas y Pastores del mal, ha escrito las novelas Tras el telón, Delfines de plata y El límite oscuro.
Sinopsis de la obra
Cuando el padre Damián Isún cambió de postura para acomodarse en su cama, el corazón le dio un vuelco al palpar, bajo la colcha, el cuerpo desnudo y sin vida de uno de sus pupilos. ¿Cómo había llegado allí? El pánico se apoderó de él y acudió a su antiguo discípulo, mosén Estanis, en busca de ayuda y refugio.
El mosén no dudó en contactar con el comisario Javier Gallardo, que aunque se había retirado hacía poco del servicio, nunca podría olvidar que le debía su vida al religioso. Así, junto al ahora inspector jefe Raúl Olaya, Gallardo intentará demostrar la inocencia del padre Damián.
Juntos descubrirán una poderosa organización internacional cuya voracidad desmedida destroza y utiliza a cientos de niños y entre cuyos dirigentes se hallan destacados miembros de la banca, la política, las finanzas o la Iglesia.
Reseña
Lo más oscuro
Mercantilizar la pederastia, así de duro y así de directo, ese objetivo de una organización mundial se convierte en motor literario de una novela de muchos quilates que transita por nuestros ojos, en cambio, con una medida tranquilidad, incluso en el momento de contarnos lo más terrible, quizá para dejarnos de piedra, quizá para que no nos sustraigamos en ningún momento de ser testigos de semejante brutalidad.
Félix García Hernán reúne de nuevo en el caso a un comisario retirado, Javier Gallardo, y a un inspector jefe de grandísima proyección, Raúl Olaya, a quienes ya hemos visto en otra novela anterior, y les pone frente a un sacerdote acusado de asesinato que proclama su inocencia contra viento y marea, aunque se resista a darles a las autoridades su coartada definitiva. Esa determinación, y la de otro cura que le cree sin fisuras, es la gasolina que mueve a ambos policías, que suman para la causa a un comisario de los Mossos, en una trama que les va a llevar por más de un país enfrentados a una oscura y alargada sombra, alargada porque sus tentáculos llegan a cualquier testigo, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia.
Revelar más ahora supondría traicionar al lector, pero sí podemos afirmar que la base real de la novela es demoledoramente constatable, y que la sociedad muchas veces vuelve la cabeza para contener la náusea. Acaso uno de los objetivos de Félix García Hernán sea ése, que nos avergoncemos no únicamente de los crímenes, sino de nuestra propia actitud, y de paso escribir una novela policial muy canónica en la que, como ya se ha mencionado, el ritmo resulta capital, y las pausas, y las desapariciones, y hasta los momentos en los que creemos que ese mal, ese animal frío y despiadado, que habita en los rincones más oscuros, está cada vez más cerca de terminar saliéndose con la suya, ante la mayor de nuestras impotencias.
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