Lugares con historia vuelve a contar con una colaboración de lujo. Para el que suscribe este humilde blog, claro está. Pero por su profesionalidad y buen hacer a nivel histórico y periodístico, a los hechos me remito. Nacho Ares es historiador y arqueólogo. Apasionado y gran conocedor del Antiguo Egipto, conduce las madrugadas de los sábados el excelente programa divulgativo Ser Historia y colabora en el programa televisivo Cuarto Milenio. Ahora, en Lugares con historia, Nacho Ares invita al viajero a descubrir un destino apasionante por su esplendoroso pasado y a una protagonista de excepción.
Al sur de Guadalajara, por la N-320 en dirección a Sacedón, se encuentra el desvío que por la C-200 lleva a Pastrana, importante villa de la Alcarria manchega enclavada entre el Tajo y el Segura. Durante el siglo XVI perteneció a la Orden de Calatrava, hasta que Carlos V la vendió a doña Ana Mendoza de la Cerda, viuda de don Diego Hurtado de Mendoza y duquesa de Pastrana. La legendaria dama del parche en el ojo.
Palacio Ducal de Pastrana./Sixt
La localidad alcarreña de Pastrana está unida de forma irremediable a la figura histórica de este personaje excepcional: Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli y esposa de Ruy Gómez de Silva, secretario de Felipe II. Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo mientras entrenaba esgrima, se la consideraba como una de las damas más hermosas de la corte española. No está probado que fuese amante de Felipe II, pero sí que mantuvo una relación, ya viuda, con el secretario real Antonio Pérez.
A esta época, los albores del Renacimiento español (siglos XV-XVI), si es que se llegó a atisbar esta corriente histórica y artística en nuestro país, pertenecen la mayor parte de las joyas arquitectónicas y patrimoniales que aún se mantienen en pie en Pastrana. El más destacado y que el viajero no debe dejar pasar la oportunidad de visitar es su fantástico palacio Ducal (siglo XV), obra de Alonso de Covarrubias. Viajar por España descubre al viajero, en ocasiones, monumentos de tanta belleza e historia.
La princesa de Éboli./coloma
En su interior, muy restaurado, aún rezuman las historias y leyendas vinculadas a la princesa de Éboli y al tormentoso encierro sufrido en una de las alas del edificio, en concreto en la cámara de la Reja Dorada, hasta su muerte en 1592. El palacio, renacentista, muestra muchos elementos manieristas. Destacan sus torreones, portada, columnas, frontón y escudo. La princesa de Éboli fue recluida por estar acusada de conspirar en la intriga palaciega que condujo al asesinato de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, y a la huida de Antonio Pérez.
Precisamente, con la llegada de los príncipes de Éboli, Pastrana dio un giro espectacular a su historia. Se convirtió en uno de los lugares para conocer con mayor interés de la España de entonces. Con ellos, Santa Teresa de Jesús levantó dos fundaciones, una para hombres (monasterio del Carmen) y otra para mujeres, el monasterio de San José (Monjas de Abajo)
El otro gran edificio de Pastrana, sustentado también por los príncipes de Éboli, es su iglesia parroquial de la Asunción de la Virgen María, antigua colegiata (siglos XIII-XIV) y adosada a la iglesia gótica de la Orden del Temple (siglos XII-XIV) En ella no solamente puede el viajero descubrir infinidad de recuerdos de los príncipes, sino también un extraordinario museo de tapices. En la cripta de la colegiata descansan los restos de doña Ana de Mendoza, junto a los de su esposo, algunos de sus hijos y otros miembros de la familia Mendoza.
Ermita del Sagrado Corazón./Gsd2000
Del castillo y las murallas y algunos restos, el casco histórico de Pastrana, declarado Bien de Interés Cultural, conserva el trazado medieval. Pero Pastrana tiene mucho más que ofrecer a quien tiene el placer de visitarla y conocer su historia. El barrio de los moriscos, la judería, el monasterio de San Francisco, la plaza de la Hora o la Fuente de los Cuatro Caños, son solo algunos de los obligados ejemplos que no hay que dejar escapar la oportunidad de visitar.
La famosa capital de la Alcarria fue una ciudad singularmente rica entre los siglos XVI y XVII, bajo el poder de los Éboli. Si el viajero busca lugares no turísticos para visitar, sin masificar, pero dotados de un pasado con historia, Pastrana es el destino ideal. En las afueras se ubica el convento del Carmen, con una iglesia barroca que alberga un museo de historia natural muy curioso compuesto por animales exóticos naturalizados procedentes del lejano Oriente.
Dónde dormir: Hotel Palaterna; Gral. Cayuela, 2; 19100 Pastrana (Guadalajara); reservas@hotelpalaterna.com; teléfono: 949370127.
Dónde comer: Restaurante El Cenador de las Monjas; Travesía de Inés, 1; Pastrana (Guadalajara); teléfono: 949370101.