Por que, seamos sinceros, ¿quién se prepara en casa unas patatas bravas clásicas, como dios manda, con la solana que está pegando y el calorcito que hace en la cocina? Después de haberlas preparado para mostraros esta receta os aseguro que nosotros no. Como mucho preparamos una especie de patatas mixtas guarripeich, que consiste en mezclar alguna que otra salsa encontrada en el súper y de cuyo contenido no quiero ni acordarme, con un poco de mayonesa o allioli.
Están ricas, pero después de probar esta salsa brava va a costar volver a las anteriores...
Como nos cuentan las chicas de Whole Kitchen, el origen de este plato no está muy claro, hay quien lo atribuye a Casa Pellico otros dicen que se empezó a servir en la Casona, ambos bares madrileños y ya desaparecidos, lo que sí es cierto, es que fue sobre 1960 y que las colas alrededor de estos dos bares sólo para probar las patatas bravas fueron míticas.
Con las cantidades que os ponemos os saldrá una buena cantidad de salsa brava para que podáis disfrutar de este rico plato durante unos cuantos días, siempre que la guardéis bien tapada en la nevera.
Whole Kitchen, en su propuesta salada para el mes de julio, nos invita a preparar un clásico de la cocina española: patatas a la brava.
Ingredientes
- 3 patatas grandes
- 1 cebolla grande
- 3 ajos
- 250 ml. de caldo
- 200 gr. de tomate triturado
- Un trozo de jamón
- 1 cucharada pequeña de pimentón dulce
- 1 cucharada pequeña de pimentón picante
- 1/4 de cucharada pequeña de cayena en polvo
- 1 sobrecito de azafrán molido (0,10 gr.)
- 1 cucharada pequeña de maicena
- Aceite de oliva y vinagre
- Azúcar moreno y sal
Pica la cebolla y los ajos muy finos. Reserva.
Lava las patatas sin quitarles la piel y deja que hiervan durante 5 minutos. Retíralas del fuego y deja que se enfríen.
En una sartén a fuego lento calienta un chorro de aceite, echa la cebolla y los ajos con una pizca de sal y deja que se pochen bien removiendo de vez en cuando.
Cuando la cebolla ya esté blanda y bien transparente añade el pimentón dulce, el pimentón picante, y la cayena el polvo. Retira enseguida del fuego y remueve para que no se queme.
Añade el vinagre y rectifica de sal y azúcar si hiciera falta. Mezcla la maicena con los restantes 50 ml. de caldo previamente templado. Añade esta mezcla a la salsa y remueve hasta que se ligue según te guste.
Mientras se enfría la salsa podemos preparar las patatas. Quítales la piel con cuidado y, con la ayuda de un descorazonador de manzanas, córtalas con la forma cilíndrica.
Fríelas en una sartén a fuego fuerte hasta que estén bien doradas, déjalas reposar sobre una servilleta de papel para que absorba el exceso de aceite antes de servirlas y echa la sal por encima.
Por último, bate la salsa para triturar bien todos los ingredientes y sírvela directamente por encima de las patatas o acompáñala en un bol aparte.