¡Ea!.
Lo cierto es que no pudo hablar por todos, así que me limitaré a comentar lo que Pendiente de Diagnosticar y yo mismo hemos hecho, puesto que el resto se ha dedicado a disfrutar a pierna suelta del sol y las playas malagueñas y supongo que tendrían mucho que contar, pero ahora mismo la nostalgia empaña sus ojos y creo que no, que no pueden y que sus psiquiatras no se lo aconsejan.
Nosotros dispusimos de una semana de vacaciones en pleno Julio, momento en que Madrid se hace francamente inhabitable, al menos para mí, así que es la época en la que solemos migrar a climas más agradables (ya sabéis lo que yo digo: “compatibles con la vida humana”) y en esta ocasión dirigimos nuestros pasos a nuestro amado rincón de Babia y desde allí realizamos incursiones a lugares tan fantásticos como las cuevas de Valporquero, así como a las hermosas tierras asturianas, donde hermosos paisajes y magníficas viandas recompensaron nuestros cuerpos.
Para evitarlo, la Asociación PERSEU ha puesto sobre la mesa del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat y sobre la mesa de Nuria Marín, la solicitud de protección de este árbol tan excepcional y que ha llegado hasta los nuestros días por tener la suerte de haber quedado encerrado dentro del recinto militar del cuartel de la Remonta.
La sociedad civil ya ha dado el primer paso, ahora depende de la voluntad política de las administraciones el que protejan este gran árbol o, como tantas y tantas veces han hecho desde el final del franquismo, negar la evidencia, girar la cabeza, y decir en voz alta mientras que la picota infame arranca los últimos testimonios del pasado de la ciudad, que L'Hospitalet apuesta por su Patrimonio.
Me ahorrarán el taco... en Madrid y aprovechamos bien las otras dos. La primera de ellas para volver a tomar contacto con el Camino de Santiago, que ejerce sobre nosotros una atracción sencillamente irresistible.
200 años de árbol que no merece protección
Dénia, un lugar que a finales de septiembre sigue proporcionando sol y playa, pero con algo más de tranquilidad que en los meses centrales del verano y que más allá de tópicos, nos aporta tranquilidad y la oportunidad de disfrutar de la buena mesa con productos del mar y unos arroces increíbles.También hablaremos de lo que nos hemos encontrado en la ciudad alicantina, de los magníficos restaurantes con algunas de las mejores cartas de vino que he visto en mucho tiempo y, en fin, ¡de la buena vida!.