En 1959, La Unesco lanzó una campaña internacional para defender los tesoros que se encontraban en el valle de Asuán, como los templos de Abu Simbel y que iban a ser inundados por la presa que el gobierno egipcio decidió construir. Dicen que el costo rondó los 80 millones de dólares estadounidenses y que en la salvación intervinieron más de 50 países. Aquello propició la defensa y promoción del patrimonio que posteriormente se entregaría a la defensa de las áreas y los sitios históricos más sobresalientes del mundo.
Luego fue una carrera desbocada para nombrar bosques, montañas, lagos, cuevas, desiertos, edificaciones, complejos arquitectónicos, rutas, paisajes culturales y ciudades.
He dicho siempre y, lo mantengo, que la vida es una mentira; que la cuestión es crear un efecto de lo que sea, ponerle nombre y a producir dinero. Que nadie lo valora por el significado que tiene, sino por el dinero que aporta a los lugares. Que lo firme o no esa poderosa Convención, el románico palentino es patrimonio universal. Pero la pregunta evidente que se me antoja, al hilo de aquella campaña del 59 es: ¿nos devolverá este nombramiento la vida que necesitamos para nuestros pueblos? Claro que debemos estar dentro, como lo están las nueve iglesias románicas del Pirineo de Lleida, porque es uno de nuestros más importantes recursos, porque estamos ante la concentración de los monumentos más importantes de Europa.
Pero, sin vida, no hay patrimonio que resista. Que la protección de todos los monumentos que atesora nuestra provincia, pasa primero por darle valor a los pueblos donde se levantan esas ermitas, que no consiste solo en venir a verlo, que el patrimonio no es nada sin la gente que lo cuida. En definitiva, la actuación que devolvería el encanto y las ganas de vivir a los pueblos, sería la intervención no solo en los edificios que se nombran, sino también, en el entorno. Si, como dijo Peridis, el urbanismo somos las personas que vivimos en los sitios, el Patrimonio es todo lo demás, con uno o varios edificios que destacan del resto.