Patrimonio documental español: el archivo de la villa xi

Publicado el 15 enero 2016 por Alicia López González @Alijiri
Seguimos la serie dedicada al Archivo de la Villa de Madrid. Ya quedan pocas entregas para llegar a la actualidad. Antes del verano conocimos la situación del archivo a finales del S.XVIII.            


Esta época es muy importante ya que se crea el Archivo Histórico Nacional y se consolida la enseñanza de estas materias. El Archivo Histórico Nacional, se crea en 1866 para, en principio, recoger la documentación relativa a la desamortización de Mendizábal. Más tarde se añadió documentación del Estado e instituciones, archivos privados y colecciones. Junto con la creación de este Archivo tan importante se afianza el estudio de estas materias constatando que se le comienza a dar una gran importancia a los documentos, a su buena organización y conservación, y sobre todo, al valor que llevan intrínsecos describiendo, a fin de cuentas nuestra historia.   Con la llegada de Huibrodo, el Archivo comienza a poseer una organización estable. En un período de tiempo corto, desarrolló los proyectos que había planificado 16 años atrás y escribió “Disertación sobre archivos y reglas de su coordinación”.   Habla del origen de la escritura y de la historia de los archivos en España (Simancas, Covarrubias, de la Mata de Medina, etc.). Además explica que debido al mal estado de la documentación y su mala organización no se han podido encontrar privilegios y preeminecias relacionados con San Isiadro necesarios para su canonización. Cita los índices de Villasante, de Criado, Arellano y Sáenz Manso.   Lo más importante de este documento, son las instrucciones que realiza para poder trabajar correctamente en un archivo. Define las lenguas que tiene que conocer el archivero para poder trabajar como el latín, valenciano, catalán, portugués, italiano y francés, y finalmente describe las reglas de coordinación sobre registros, legajos y carpetas, numeración, encuadernación, etc.   Huidobro, necesitaba personal, ya que el archivo sólo constaba de él mismo, Ramírez Arellano con 63 años de edad y Narciso Rincón. A ellos se les unen tres escribientes en 4 años: Mateo Ortega, Juan Manuel Martínez y Weceslao Muñoz.

   Durante 20 años según se iban jubilando los empleados se incorporaban nuevos profesionales como Ignacio Berdie Porta, Timoteo Domingo Palacio, Antonio Fernández y José Muñoz, así como el portero Roque Muñoz.