Patriotismo real

Publicado el 15 junio 2020 por Jcromero

Por prescripción médica, también por higiene mental, dejé de prestar atención a la palabrería de algunos políticos, tertulianos y periodistas que se expresan en defensa de unos atacando a otros. Pese a todo, siempre llegan los ecos y entonces no resulta fácil ser comprensivo o mantener la calma frente a postulados intolerantes de turno.

Precisamente por identificarme con los valores de la izquierda, me desagrada que desde estas posiciones se actúe como lo suele hacer la derecha. Me refiero a quienes ponen por delante de la razón su adscripción partidaria, a quienes piensan que todo el que tiene ideas diferentes o está equivocado o es un ignorante. Me refiero a quienes inventan bulos y los propagan y a quienes, por escribir estas cosas, me consideran equidistante. Un tanto escéptico, sí; equidistante, en absoluto.

Que la derecha vertebre su argumentario en conceptos como Estado, patria, cultura del esfuerzo o libertad no implica que desde posiciones de izquierda se eludan estos asuntos. El dilema estriba en la concepción que tiene la derecha de la patria, el esfuerzo o la libertad. Cuando la derecha alude a la cultura del esfuerzo hablan utilidad y sumisión, de privilegios y jerarquía. No consideran que las capacidades y oportunidades sean diferentes en cada caso; que todos estamos condicionados por el medio, la genética y la cartera. Al trabajo de jornaleros inmigrantes en condiciones inhumanas, la derecha no le llama cultura del esfuerzo. Recientemente el gobierno anunció que mandaría inspectores de Trabajo al campo para localizar posibles supuestos de explotación laboral, la fue muy explícita.

Cuando la derecha habla de libertad, ¿dónde estaba cuando no existían las libertades en tiempos de la dictadura? Escribe Luis García Montero, que confunden la libertad con los monopolios, el soborno, las privatizaciones y los paraísos fiscales . Añado que tienen un concepto tan restrictivo de la libertad que, en estos tiempos de pandemia, han entendido el confinamiento como un ataque a la libertad individual. ¿Quién te ha dicho a ti las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber?, dijo cierto expresidente del Gobierno indignado con las restricciones al consumo de alcohol por parte de los conductores. Y es que la derecha de este país siempre se ha mostrado muy dura con los de abajo y condescendiente con esos acaudalados ácratas de salón. Libertad, para ellos, consiste en la ley del más fuerte económicamente y desprotección.

En todo caso, la gran obsesión de la derecha española es el Estado, la patria y sus símbolos. Para la derecha el Estado es un ente que precisa una financiación a la que no quieren contribuir por avaricia y egoísmo. Sin embargo, la patria un concepto que va más allá del lugar, ciudad o país donde se ha nacido como señalan los diccionarios. En Una apología del patriotismo, de José Luis González Quirós, se puede leer: "El patriotismo se manifiesta inicialmente como amor a la patria, como un sentimiento de unión y de afecto hacia los que son compatriotas y como una razón para sentir honor y orgullo por pertenecer a ella". Releo esta cita y me viene a la memoria Blas de Otero cuando escribió aquello del rostro puro y terrible de mi patria en alusión a una patria humillada por la dictadura.

Si me preguntasen cuál es mi patria, tendría que pensarlo antes de responder. Seguro que hay gente con una respuesta inmediata, pero yo respondería que mi patria es la humanidad, la búsqueda del bien común o algo parecido. Sin embargo, para algunos se trata de un concepto vital, de un sentimiento que les exalta y conmueve, que les apasiona y desgarra. Son personas que tienen el patriotismo interiorizado por vínculos mentales, afectivos, culturales o históricos. Respeto a quienes tienen este noble sentimiento, pero pertenezco a un tipo de gente escasamente preocupada por banderas, himnos y demás simbología patriótica. Y es que la patria y sus símbolos, al pertenecer a la esfera de los sentimientos y las emociones, se convierte en un terreno inhóspito para el razonamiento.

Nunca discutas con un abanderado. Ser patriota debe ser algo más que lucir una bandera. Por cierto, ¿qué fue del patriotismo del emérito?