✔ “Creo que si he sido un buen psiquiatra es porque nunca me ha importado la gente. En realidad, oía las angustias, los traumas, las desgracias, las tinieblas en que vivían los demás sin que me afectaran un ápice. Al contrario, cuanto peor estaban ellos, mejor me sentía yo.” (Pablo)
✔ “Muy a menudo me pregunto si de verdad me gusta escribir. O si, como leí hace poco que decía un psicoanalista, la escritura es la porción de masoquismo que todo ser humano necesita.” (Sara)
Resumen y sinopsis de "La falta" de Paula Izquierdo
La escritora
Buscando información sobre Paula Izquierdo (Madrid, 1962) me entero de que es psicóloga de formación. Como es la primera lectura que realizo de una obra suya no puedo hacer afirmaciones generalizadoras, pero lo que sí que es evidente en "La falta" es que sus conocimientos de la psicología del ser humano quedan patentes en esta novela. Lleva veinte años dedicada a la escritura. Ha publicado, además de la que he leído, las novelas siguientes: La vida sin secreto (1997), El hueco de tu cuerpo (Anagrama, 2002), El nombre no importa (2010), El diario oculto de la princesa de Éboli (2016), y El callejón de los silencios (2017); el libro de relatos Anónimas (Seix Barral, 2002), y ha participado además en las antologías, Páginas Amarillas (1997), Lo del amor es un cuento (1999), Lo que cuentan los cuentos (México, Eón, 2001), Lavapiés (2001), Ni Ariadnas ni Penélopes: quince escritoras españolas para el siglo XXI (Castalia, 2002), entre otros. Es también autora,de los ensayos Cartas de amor salvaje(s) (Aguilar), Picasso y las mujeres (Belacqva), Sexoadictas o amantes (Belacqva, 2007). Su hasta el momento última novela, El callejón de los silencios (2017), fue ganadora del décimo Premio Logroño de Novela.
Mi comentarioPablo, psiquiatra de profesión, escapa de la gran ciudad hacia el sur tras la muerte y entierro de su hermana Sara, cuya relación con ella había descuidado desde hacía tiempo. Esta falta de dedicación a Sara y la fragilidad de esta mujer consagrada, al menos en apariencia por entero a la escritura de novelas, es lo que en esta huida al desierto al borde del mar (en mi imaginación la acción por este y otros detalles se ubica en la provincia de Almería) van a hacer reflexionar a Pablo. La muerte de Sara representará para él una especie de catarsis, un reencuentro consigo mismo, con sus debilidades, sus carencias afectivas, su egoísmo, su falta de sensibilidad que le impedía percibir las llamadas de socorro que silenciosamente Sara, su hermana pequeña, en vida le lanzaba.
Pablo está separado de su mujer Amalia, aunque ambos mantienen una buena relación. Es ella, Amalia, quien le envía a esa casa de la playa donde se ha refugiado unos cuadernos de Sara en los que ésta hacía apuntes y anotaciones sobre su vida personal, una especie de diario donde también escribía borradores de escenas para posibles futuras novelas. Pablo lee en esos cuadernos durante la semana que dura su retiro del mundanal ruido lo que su hermana pensaba de sí misma, de su propia vida, de su familia, de su hermano Pablo, y del mundo en general. Descubrirá a una Sara que desconocía, una mujer que en el fondo lo admiraba aunque no se lo dijese directamente. Se da cuenta Pablo de la enorme fragilidad de su hermana y de lo poco -nada, más bien- que él hizo en vida por ella. Se enterará con enorme sorpresa de cosas, aparentemente tan sin importancia, como de dónde sacaba Sara el dinero para sobrevivir; algo que él siempre imaginó provendría de las ventas de sus novelas y no de otro tipo de transacciones más lúbricas. La venta del propio cuerpo junto a prostitutas profesionales en confusa mezcla de ejercicio de indagación propio de la novelista y de satisfacción personal o de falsa huida de la soledad es de lo que Sara informa en esos diarios. ¿Verdad o pura ficción propia de la creación novelística?
Junto a las informaciones que la propia Sara vierte en esos diarios escritos en primera persona está la otra narración, la que cuenta Pablo también en primera persona sobre esos siete días vividos en el refugio meridional donde él y su hermana Sara junto a sus padres pasaban los veranos. Desaparecidos los padres, la casa es lugar de solitarias estancias pasajeras por parte de ambos hermanos. La casa es atendida por Elisa, una mujer de la localidad, que en esta ocasión, al estar ella ocupada en el restaurante que tiene abierto en el pueblo, envía a su hija Sara, mujer pocos años menor que la fallecida, que crea en la mente de Pablo un confuso batiburrillo de ideas en el que se mezcla la atracción erótica que esta mujer despierta en él con la equívoca homonimia que le lleva a confundir en su imaginación a las dos Saras. La mentira, la ocultación de la verdad, las informaciones veladas, la hipocresía... son manifestaciones propias del psicólogo Pablo que, además de escapar de la vorágine urbana y del episodio de la muerte de Sara, ha llevado consigo a esta segunda vivienda para estudiar una serie de casos de la consulta que con otros compañeros tiene abierta en la ciudad. Pero, ciertamente, el verdadero caso que va a escudriñar e intentar comprender es el suyo propio.
La novela está cargada de referencias literarias. La primera y más evidente es la de Milán Kundera de quien una cita inicial que enmarca y sirve de entrada a la historia viene a declarar que lo íntimo más trivial coincide en esencia en los mecanismos psicológicos con aquellos grandes acontecimientos en apariencia increíbles e inhumanos.
A lo largo de la novela hay gran variedad de citaciones. Por ejemplo del surrealista Louis Aragon ("A partir de un cierto día, vivir no es más que sobrevivir"), del existencialista Albert Camus (¿Hasta dónde llegará la noche donde ya no me pertenezco?, se preguntó Camus.), de Samuel Beckett... Pero quisiera destacar en especial la de la muy libre y anticipada a su tiempo Djuna Barnes:
"«Ella, cuando se enamoraba, era con una perfecta ferocidad de falta de honradez acumulada: se convertía automáticamente en una especie de chamarilera, especializada en sentimientos de segunda mano y, por consiguiente, incalculables.» Djuna Barnes, El bosque de la noche. ¿Estaría hablando Barnes de mí?"Esta referencia a la escritora norteamericana que en su novela "El bosque de la noche" [en 2013 leí y reseñé esta novela que me produjo una fuerte impresión aún muy presente en mi memoria] indaga en las entrañas de la mente humana en la que penetra a través del surrealismo vanguardista es esencial y muy reveladora de la personalidad luchadora e independiente de la hermana de Pablo. El surrealismo, el incipiente feminismo, la liberación de la mujer con las cargas que en esos años la misma conllevaba, ha servido de inspiración al feminismo y empoderamiento de la mujer que hoy tanto se ve y se pregona. Al tiempo muchos de los asuntos y elementos manejados por Djuna Barnes en su novela (el onirismo, la libertad sexual, el existencialismo, el culturalismo [literatura y cine, especialmente], algún ribete humorístico como cuando se refiere a la prescindibilidad de la literatura...) son tocados por Paula Izquierdo en su novela.
Para qué nos vamos a engañar, todo es prescindible. O, quizá, alguien es capaz de afirmar que el mundo sería de otro modo si no hubieran existido Proust, Joyce, Faulkner o Musil. No hay nada imprescindible en esta puta vida y menos una novela. Pero noPero no se vaya a pensar que la escritora es una mera recreadora de la Barnes. Para nada. Paula Izquierdo en "La falta" muestra una serie de consideraciones la mar de interesantes sobre al amor y sus cadenas; sobre la propia creación literaria; sobre sus razones para escribir, etc.:
- mera terapia: Muy a menudo me pregunto si de verdad me gusta escribir. O si, como leí hace poco que decía un psicoanalista, la escritura es la porción de masoquismo que todo ser humano necesita.
- pura necesidad vital: Hay gente que cree que escribe para el bien de la humanidad, de la historia del arte o de la literatura. Yo, en mi caso, hacía tiempo que había descubierto por qué escribía; porque estaba esclavizada, sí, esclavizada por las palabras
- obligación: Vuelvo muda al escritorio, tengo que escribir el final. Sé que sigue ahí, detrás de la puerta. No oigo su respiración jadeante, su voz repitiendo mis frases, pero sí la siento a corta distancia.
- Ahora estoy sola conmigo misma, con mi capacidad, como dice Kundera, para descubrir una parte hasta entonces desconocida de la existencia)
- algo que resulta evidente, es que tengo dos vidas, la de antes y la de después de la escritura
¿Iba en su busca? La estoy viendo bailar, juguetear con su cuerpo, me atrae con sus gestos obscenos de cadera, procaces para mi mirada alcohólica, moviendo los brazos delgados, lánguidamente, a cámara lenta, la cabeza a un lado y a otro, el pelo largo, enmarañado en la música, siguiendo un ritmo imposible; afila los ojos oscuros como manchas de tinta. Mis hijos, los matorrales, Amalia, los enfermos, la hierba, las piedras calizas. El mar. Yo nunca me atreví a tirarme de cabeza desde lo más alto del acantilado. Sara envuelta en su mortaja. Sara, amante del reino. Me parecía inabarcable. ¿Dónde está la ciencia en toda esta confusión? ¿Qué fue lo que me decidió a atropellar al animal?
No es de extrañar, pues, visto lo comentado hasta aquí, que "La falta" de Paula Izquierdo fuese novela finalista del VI Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones en 2005, año de su publicación. Y tampoco que prácticamente fuese esta novela la que decantó definitivamente a la autora hacia la escritura literaria.