Pautas para prevenir el estrés

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22

"¿Cuánto pesa este vaso de agua?", preguntó una psicóloga mientras lo mostraba al público en una charla de gestión de estrés.

Las respuestas variaban: para unos el vaso podía pesar 200 gramos, hubo quien llegó a los 250...

La psicóloga sorprendió a todos al afirmar: "El peso absoluto no es lo esencial, depende de cuánto tiempo se sostenga el vaso. Si lo hago un minuto, no hay problema; si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso objetivo del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve".

Y concluyó: "Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas más, empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada. Es importante acordarse de dejar las tensiones tan pronto como puedas. Al llegar a casa suelta todas tus cargas. No las acarrees días y días. ¡Acuérdate de soltar el vaso!".

Todos tenemos nuestro correspondiente "vaso de agua". Alguien me dirá: "lo mío, más que un vaso es una botella o... hasta una garrafa". Mayor motivo para andarte con cuidado.

No quiero referirme ahora a lo que ya señalé en una entrada anterior (" No te tomes tan en serio") pero sí quiero compartir contigo algunas ideas que nos pueden ayudar a vivir mejor, sin tanta "presión".

Ahí van doce pautas para que no te "rompa" el estrés:

  1. Cuando pretendas abordar el trabajo "no comas más con los ojos que con la boca". Recuerda que "el que mucho abarca, poco aprieta". Prioriza. Y aprende a delegar, si es el caso.
  2. Ten un horario y un plan. Y cúmplelos. "Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo y de hacerlo bien", decía Pitágoras. Matemático, oye.
  3. Aborda los problemas de uno en uno, como las uvas de Nochevieja. No te atragantes.
  4. Relativiza si te ves superado o fallas. Intenta ver el lado positivo: lo que aprendes del error. Recuerda lo de que no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo resista). Y cuando caigas (todos caemos), levántate como la corredora de la que te hablé en la entrada titulada "Persevera: es excelente"; porque lo es.
  5. Todas las personas cometemos errores. ¿Te creías Superman? Recuerda el chiste del cartel a la puerta de un quirófano: "Errare humanum est".
  6. No te agobies, ni angusties, ni imagines necesariamente lo peor. Mantén la calma, el temple. Si te pones nervioso ¿mejoras la situación?
  7. Ríe (hasta de ti, o sobre todo de ti). Y no te "me" pongas "solemne". Acéptate. Más: quiérete. Eso no está reñido con el necesario espíritu de superación. Acuérdate también de transmitir optimismo a tu equipo, a tu entorno. Y recuerda: uno no puede dar lo que no tiene.
  8. Sé flexible en tus actitudes, en tu vida. El junco no se rompe ante el vendaval.
  9. Date, de vez en cuando, caprichos o compensaciones. Y dáselas a los demás. No son un gasto; son avituallamiento e inversión.
  10. Necesitas ocio, además de "negocio": descansos, vacaciones, a su debido tiempo, hobbies. Reserva espacios para ti y los tuyos. Desconecta.
  11. Duerme suficientemente. ¡Hay que recargar las pilas! No te lleves las preocupaciones a la almohada. Déjalas, si acaso, en una nota para el día siguiente.
  12. Comparte tus preocupaciones, ¡pero también tus alegrías! Escribe Rita Schiano que "hablar de nuestros problemas es nuestra gran adicción". Y añade: "Rompe el hábito: habla de tus alegrías".

Vuelvo al inicio: suelta el vaso en cuanto puedas y olvídate de él. ¡No te pesará!

Fuente: José Iribas.

C. Marco