“Seguro que os acordaís de cuando el Real Zaragoza ganó la Recopa de Europa (trofeo que ya no existe). Sino, ya os lo recuerdo yo. En efecto ganó una Recopa contra el Arsenal gracias a un grandioso golazo desde casi el vestuario de Nayim a Seaman. Sin quererlo me sentí identificado con aquel equipo dirigido por el prometedor Víctor Fernández. Corría el año 1995 y era la primera vez que veía ganar algo a un equipo de aquí fuera de la piel de toro. Pero no nos desviemos del tema. La semifinal de dicha Recopa la jugaría el Zaragoza contra el Chelsea. Y en el partido en la Romareda se esperaba, como de costumbre cuando viaja un equipo inglés, una marabunta de enfervorecidos y borrachos hooligans. Así que el aparato policial fuera y dentro del estadio fue espectacular, hasta el extremo de que los hooligans estaban controlados por un auténtico cordón de policias nacionales.
Hilando con esto, seguro que también os acordareís del tan sonado grito “Písalo, písalo” que se produce en los estadios cuando un contrario cae al suelo, supuestamente lesionado. Esto se remonta a 1993 cuando el Sevilla, dirigido por Carlos Salvador Bilardo fue a Riazor. En una jugada fortuita, Maradona (sí!!!… he dicho Maradona!!!… que pasa!!!!… que Dios no puede bajar a la tierra y pasar una temporadita junto a la Giralda???!!!) dío un codazo al central deportivista Albístegui que le hizo sangrar a chorros como un cochino en San Martín. Tal fue la escena, que incluso el médico del Sevilla salió a socorrerlo. Entonces fue grabado al indignado Bilardo diciendo con ese peculiar desparpajo argentino a su médico: “Los nuestros son los rojos… al contrario pisálo, pisálo“. Con lo que ya tenemos lugar, actores y grito para seguir con nuestra anécdota.
Al día siguiente hallariamos la explicación. Los periódicos ingleses que trataron la crónica del partido hablaban de auténtica lección de “Fair Play” dada en Zaragoza. Porque cuando los hooligans londinenses, totalmente embrutecidos, estaban enfrascados en una tremenda pelea, el estadio al completo correspondió con unas palabras que hacen soltar lágrimas, pone los pelos de punta, y se convirtie en el mayor gesto de juego limpio en el deporte jamás visto. Se oyó el grito: “Peace and love, peace and love”.
Desde aquello el Zaragoza fue canonizado en Inglaterra como el ejemplo a seguir”.
Si es que… no hay nada como saber idiomas!!!!!!