¿Quién se da cuenta de sus propios errores? ¡Perdona, Señor, mis faltas ocultas! Salmo 19:12
Hay cosas ocultas que no confesamos por muchas razones; razones como olvidar, y no querer confesar entre otras, son cosas que nos llevan a vivir vidas de opresión y de temor por el enemigo.
Al llegar al conocimiento de Dios, aunque fui libre de todos mis pecados, quedo algo sin confesar que pasó en mi adolescencia, la cual no recordaba pero cuando le pedí a mi Señor Jesucristo me revelara lo oculto de mi vida, por lo cual estaba siendo oprimida por el enemigo, mi Amado Dios me trajo a la memoria un libro que lei sobre una historia de una relación amorosa de una mujer y satanás. Como ustedes puede entender que cuando se lee un libro o se mira una escena por la televisión u otro medio de comunicación uno vive la historia del protagonista; y esto es muy delicado para nuestra vida espiritual, lo cual me llevó a abrir puertas al enemigo. Pedí perdón a mi Señor Jesucristo por esto que pasó en mi vida, llegó a mi mente una Palabra de sanidad espiritual, que confesé con mis labios: "Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti" Isaías 54:14.
Hay conseciones que hacemos al enemigo inconciente o irresponsablemente en nuestra adolescencia, y juventud, y aún en nuestra vida adulta, que le permiten al enemigo seguir abatallando por ello, quien nos oprime y atemoriza, así tengamos un nuevo nacimiento en Cristo, pero precisamente "Para eso apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" 1 Juan 3:8b.
Pidamos esa luz para recordar lo oculto en nuestra vida, si estamos pasando por alguna opresión o temor; recordemos lo que nos dice el apóstol Juan en una de sus cartas: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor"1 Juan 4:18.
Bendiciones.