Hay qué ver la cantidad de apuros de los que nos saca el pollo. Yo soy una consumidora frecuente de pollo, por su precio, su facilidad para cocinarlo de mil formas (me gustan hasta los simples filetes de pollo a la plancha abundantes en todos los regímenes o dietas), su sabor suave y las proteínas que aporta sin añadir grasa.
Mi padre lo aborrecía. Él siempre decía que estos pollos de ahora no saben a nada. Es cierto. Las gallinas ya no son criadas en libertad ni las alimentan de la misma manera. Él siempre recodaba el intenso sabor de un pollo de corral (con su carne prieta y amarillenta) cocinado en pepitoria...
Yo, de vez en cuando, compro pollos de corral. Sobre todo, para asarlos o hacer guisos especiales. El sabor es muy distinto al del pobre pollo blanco insípido. Por eso, vamos a exaltar su sabor añadiendo ingredientes muy ricos, aromáticos y mediterráneos para mejorarlo.
Este plato se puede empezar en cazuela o sartén grande y acabarlo en horno, para que se funda el queso. Yo lo he hecho todo el rato en cazuela y he colocado, en el momento final, una tapadera para que se funda el queso. Si queréis un tono más dorado en el queso, será mejor que terminéis en el horno.
Yo lo he acompañado de unos tallarines frescos y así he conseguido un fabuloso plato único.
Para 6 personas:
- 1 pechuga entera de pollo cortada en seis trozos (tres cada media pechuga)
- 1 taza de salsa de tomate frito casero
- 1 cebolleta o cebolla
- 1 diente de ajo
- 6 tomates secos
- 250 g de champiñones frescos
- albahaca fresca
- orégano
- 1 bola de queso mozzarella o 6 lonchas de este mismo queso
- aceite de oliva virgen extra
- 500 g de pasta fresca
- sal y pimienta
Se comienza poniendo en una sartén amplia una pizca de aceite de oliva y, cuando esté caliente, se doran las pechugas salpimentadas.
Mientras tanto, se lavan y laminan los champiñones. Se sacan las pechugas doraditas y se ponen los champis en la misma sartén con un poco de aceite a rehogar, hasta que pierdan el color blanco.
Se retiran del fuego y se reservan. En la misma sartén se añade un poco más de aceite y se pocha en él la cebolla muy picada y el diente de ajo. Unos 6-7 minutos a fuego no muy alto será suficiente. También añadimos los tomates secos cortados a la mitad.
Cuando está blandita la cebolla se incorpora la salsa de tomate, se rectifica de sal y pimienta y se espolvorea con orégano.
Se añade un poco de agua y los champiñones reservados. Se deja que dé un hervor.
Por último, se añaden las pechugas de pollo y se cubren con una loncha de queso mozzarella. Se tapa con una tapadera la cazuela o sartén y se deja que se funda el queso con el calor.
Se cuece la pasta fresca, según instrucciones del fabricante, aunque será poco tiempo, unos 3 minutos, en agua abundante salada.
Se acompañan las pechugas con la pasta y se espolvorea con albahaca fresca, lavada y picada muy fina. Se come inmediatamente.