Pedazo Siberiada

Por Ninyovampiro @ninyovampiro

 Nos dice la morfología que el sufijo -ada indica "acción propia de alguien o algo" y que tiene connotaciones despectivas. Tenemos de ello numerosos ejemplos, como canallada, burrada o putada. Más específico es el uso de este sufijo con determinados gentilicios. Así, todos sabemos qué es una españolada o una americanada, y es curioso que ambos términos se utilicen sobre todo al hablar de cine. Supongo que si españolada cada vez se dice menos se debe a que la calidad de nuestro cine ha mejorado, y a que la era dorada de suecas en bikini y españoles calvos y aceitunados en calzoncillos pronto será un -grato o no- recuerdo completamente ajeno a las nuevas generaciones.
La palabra americanada también se refiere al cine, pero puede describir tanto una película de estudiantes en celo, una comedia romántica protagonizada por dos maniquíes, o la historia de un lobo solitario experto en artes marciales capaz de derrotar él solito a todo el ejército chino. Por su parte, una francesada es una película donde la gente habla y come. Podríamos seguir con italianada y alguna más, y preguntarnos por qué no existen las inglesadas, pero creo que ya es suficiente.
Los Solomin
Es poco probable, sin embargo, que Andrei Konchalovski estuviera pensando en esas connotaciones cuando decidió filmar Siberiada (1979). Más bien, el sufijo -ada aquí nos remite a la epopeya, es decir al conjunto de poemas que forman la tradición de un pueblo, o al conjunto de hechos gloriosos dignos de ser cantados épicamente. Siberiada es, pues, heredera de la Ilíada, o de otros poemas épicos menos conocidos como La Francíada de Ronsard, o La Cristíada, de Diego de Hojeda.
Al igual que esas obras, este soberbio y bellísimo filme no se centra en las gestas de un héroe determinado. Konchalovski prefiere ceder todo el protagonismo a Yelán, un pequeñísimo y remoto pueblo siberiano donde el modo de vida apenas ha cambiado en los últimos siglos y que parece, por tanto, encontrarse más allá del tiempo. Entre las familias que viven en Yelán a principios del siglo XX se encuentran los acomodados Solomin y los paupérrimos Ustyuzhanin. Ambas familias se odian, y este odio se extiende a los hijos, Kolia Ustyuzhanin y Nastia Solomina.
Afanasii, construyendo el camino a través de la taiga
El padre de Kolia, antaño el mejor cazador de la región, lleva años enfrascado en la sisífica tarea de construir un camino a través de la taiga en la dirección que marca la estrella más brillante en el cielo. Su hijo sobrevive a base de robar comida del granero de los Solomin, hasta que Nastia decide castigarlo con una cruel humillación. La llegada en ese momento de Rodión, un revolucionario fugitivo de la justicia, causa una enorme impresión a Kolia, y no hace falta decir de qué modo cambiará la vida en la aldea cuando, con inevitable retraso, lleguen hasta Yelán los latigazos de la revolución.
 Andréi Konchalovski y su hermano Nikita Mijalkov
Tal sería, a grandes rasgos, la primera de las cuatro partes en que está dividida la película, si bien algunas de esas partes están a su vez divididas en diferentes episodios. Todo ello está ensamblado con imágenes extraídas de documentales sobre la historia de la URSS, en las que, a un ritmo frenético, vemos pasar la revolución rusa, la Primera Guerra Mundial, la muerte de Lenin, la colectivización, la industrialización o la Segunda Guerra Mundial, que nos llevan a la segunda parte de la película, situada en los años 60, época en que se descubrieron inmensas reservas de petróleo en Siberia.
Cuenta Konchalovski en la interesantísima entrevista del material adicional que, a mediados de los 70, Goskinó (Comisión estatal soviética para el cine) le propuso que hiciera una película sobre los obreros de los pozos petrolíferos, para lo cual le proporcionarían recursos económicos casi ilimitados. Konchalevski aceptó el encargo y filmó una obra maestra en la que, sí, aparecen trabajadores de pozos petrolíferos...
 Anastasia, de niña a mujer...
Volvamos a Yelán.
Por esta vida de miseria y dos metros de nieve se pasean ciervos y osos que entran y salen a placer de la vivienda de los Ustyuzhanin, donde mora también el personaje mítico del Abuelo Eterno y a ratos vemos pasar a una misteriosa mujer medio salvaje. Los primeros veinte minutos pueden resultar un tanto confusos, dada la naturalidad con que se pasean por dicha vivienda personajes de lo más variopinto con un protagonismo más bien limitado (sin ir más lejos, el cazador mongol que veis en la portada). Sin embargo, a medida que pasan los minutos la historia se va centrando en lo que Konchalovski nos quiere contar, a saber, y en palabras de la revista Pantalla Soviética, "una película poética sobre el paso del tiempo, sobre las personas, sobre el lugar del hombre en la historia, y los grandes cambios que se están produciendo en nuestra patria". Que es bastante más que la vida en los pozos, pero Siberiada es aún mucho más que eso.
... a revolucionaria...
Dándole vueltas junto al guionista al asunto del petróleo, Konchalovski empezó a preguntarse por el significado de éste. ¿Se trata de un objetivo o un recurso? Esta es una pregunta menos tonta de lo que parece, y que en cualquier caso enlaza sutilmente con ese camino de troncos de Afanasii, el padre de Kolia. Afanasii sigue la estela de la estrella más brillante para construir un camino que lleve a cualquier lugar fuera de Yelán. Cuando Kolia regrese, años más tarde, como representante de la revlución, para convencer a los aldeanos de la bondad de las inminentes excavaciones, les comunicará que el camino que van a construir es el que inició su padre.
-¡Pero si es el que lleva a la Loma del Diablo! -replica uno de los aldeanos.
 En la Loma del Diablo
La Loma del Diablo es una zona pantanosa donde los gases infectos que manan de la tierra hacen que todo aquél que se adentre tenga alucinaciones, pierda la memoria, acabe volviéndose loco y nos regale escenas inolvidables. Esta metáfora del camino representa, en palabras del propio Konchalovski, el comunismo: un camino que construimos para alcanzar el cielo y que nos conduce directamente al infierno.
El mundo es ahora de los Solomin
 Nos dice Konchalovski que concibió la estructura interna de la película alrededor de lo que él denomina "rimas" internas, es decir ciertos motivos e imágenes que se van repitiendo a lo largo del filme pero que van cambiando de sentido. Pese a que él no la menciona, la rima más evidente es esa escena tan hermosa que nos muestra a un personaje que abre las puertas de la aldea y sale corriendo en dirección al río, escena que vemos una y otra vez pero que nunca se repite. En una ocasión se trata de Rodión, el revolucionario, intentando escapar de las tropas del zar; en otra, de Nastia, que deja el pueblo para hacer la revolución; de Alexéi huyendo de Spiridon o Taya, que espera el regreso de su amado. Siempre es una escena como ésta la que cierra cada uno de los episodios, los cuales, a su vez, muestran otro tipo de rima interna. Todos ellos nos presentan a alguien que llega a la aldea y a alguien que se va. Y el que se va volverá, pero convertido en alguien diferente.
 El Abuelo Eterno
Nadie que haya visto Siberiada, pues, diría que trata de trabajadores de pozos petrolíferos. Es evidente que los temas centrales son mucho más poéticos y profundos. Menos evidentes son, sin embargo, algunas de las ideas que rondaban la cabeza de Konchalovski por aquel entonces y que se plasmaron de forma muy sutil en la pantalla. Así, cuando Afanasii tala un gigantesco árbol en su camino hacia la estrella, su hijo Kolia oye un extraño coro de lamentaciones.
-Son sus compañeros -le dice su padre, refiriéndose al resto de los árboles.
Luego añade: "andamos sobre lo vivo, cortamos lo que vive, vivimos de lo vivo", un concepto, el de la Tierra como un organismo vivo, que enlaza con las ideas de Vladimir Vernadsky, que culminarían, en los años 70, en la formulación de la Hipótesis Gaia. También podríamos hablar de la escena final, que no es una concesión facilona y sentimental, sino una referencia a las ideas del filósofo ruso Nikolái Fiódorovich Fiódorov, o del interesante concepto de la noosfera, desarrollado también por Vernadsky. Cuánto petróleo se le puede sacar a esta película, ¿verdad?
Una "rima" con la escena que veis más arriba
Mención aparte merece la banda sonora, a cargo de Eduard Artémiev. Cualquiera que haya visto algunas de las grandes obras de Nikita Mijalkov (hermano de Konchalovski), Andréi Tarkovski o el propio Konchalovski reconocerá el inconfundible estilo de este compositor de música electrónica. El tema central de Siberiada combina las canciones populares rusas con unos teclados muy a lo Vangelis y unas melodías que nos recuerdan a los Pink Floyd de "Shine on you crazy diamond" o Dark side of the moon. A ver qué os parece.

Y aquí tenéis otro de los temas.

Tanto en el cine como en televisión, Siberiada suele proyectarse en dos partes, debido a su largo metraje (275 minutos). Pero aquí me fallan las cuentas. Si el primer DVD dura una hora y cuarenta minutos, y el segundo otro tanto, o bien yo soy muy tonto o se me han perdido 75 minutos. De acuerdo, es posible que la carátula incluya la duración del material adicional, pero ¿también wikipedia? En todo caso, y metrajes aparte, no puedo imaginarme muchos placeres mayores que una tarde en el cine viendo esta película desde el principio hasta el final. Sin descanso.
El camino de Afanasii Ustyuzhanin a través de la taiga