Pederasta navideño

Publicado el 20 diciembre 2010 por Cronicasbarbaras

Imaginémonos que en el Reino Unido, Suecia o Suiza unos ciudadanos crean como héroe navideño a un personaje que va a toquetear secretamente a los niños que duermen en sus camas: terminarían en prisión por pederastas.

Pero eso no ocurre en España, donde el nacionalismo gallego está popularizando un individuo llamado Apalpador como sustituto en el imaginario infantil de Papá Noel-Santa Klaus y de los Reyes Magos, figuras que dejan regalos sigilosamente, sin acercarse a los niños.

El Apalpador apareció en 2006 promocionado por el BNG, cuyos militantes afirman que es tradicional gallego aunque ningún anciano lo recuerda. Sólo hay alguna referencia escrita entre lo más triste del folclore portugués.

Es un carbonero de aspecto grosero que baja de las montañas a palparle secretamente la barriga a los niños que duermen y regalarles castañas calientes. Los premia con comida, símbolo fundamental en el psicoanálisis.

Posiblemente hubo apalpadores: poderosos hidalgos o curas que, en tiempos de las hambrunas que tantas veces sufrían los campesinos pobres, le daban alimentos y le concedían favores a los padres que les dejaban tocar, y mucho más, a sus hijos.

La creación de la figura, explicable por psicoanalistas, antropólogos y etnólogos, se debería a que los padres disimulaban su infamia tornando al depravado en amable proveedor de víveres.

Revivir a este pervertido demuestra la ceguera de los nacionalistas promocionando figuras folclóricas que no se analizan con rigor crítico y científico.

Es una interesada dejadez teñida de ingenuidad que promociona a personajes degenerados, pero “patrióticos”, solamente para eliminar modelos irreprochables “extranjeros”.

Aunque cualquiera con cierta perspicacia psicoanalítica deduce, quizás sin errar, que el Apalpador se ha recreado para difundir ocultamente la pedofilia.

Porque a los niños les queda subconscientemente el mensaje de que los pederastas son cariñosos, y que dejándose tocar obtendrán premio.