Pedir la incorporación como estado número 51 de los USA, la única solución para la España actual

Publicado el 02 septiembre 2014 por Franky
Algunos incautos e ineptos creen que la solución de los problemas de España pasa por la llegada al poder de "Podemos" o por la imposible "regeneración" de los actuales partidos políticos, pero se equivocan. España está tan podrida y la corrupción está tan implantada en la médula del país que no hay salidas reales posibles. La solución no puede ser interna porque los mismos que han hundido el país no pueden sacarlo a flote. La clase política, cargada de corrupción, antidemocracia y rechazo ciudadano, es irrecuperable, pero también lo es un pueblo español que se ha infectado de la corrupción y miseria de su clase política y que a lo largo de la Historia ha demostrado que siempre está del lado del canalla y del cacique: con el pendenciero de Carlos V, que llegó de Alemania rodeado de ladrones y chorizos centroeuropeos, dispuestos a esquilmar Castilla, dandole la espalda a los heroícos comuneros Bravo, Padilla y Maldonado; con el cobarde traidor de Fernando VII, en lugar de con los liberales, que querían una España constitucional y con soberanía popular; con los falsos demócratas del PSOE, PP, IU y nacionalistas, corruptos todos ellos y desalmados, que se sirven del poder y que ni siquiera tiemblan cuando aplastan y exprimen al ciudadano. La solución tiene que ser externa. Las he sopesado todas y las he desechado por imposibles. La única que he encontrado viable sería la de pedir la incorporación de España a los Estados Unidos de América, como estado número 51, pero me temo que los americanos, que no son tontos, dirían "NO". --- Y los americanos dirían que NO porque España quizás ya sea un regalo envenenado y un enfermo incurable.

España es, básicamente, un país sin justicia, desequilibrado y gobernado por partidos políticos poco fiables que han demostrado su incapacidad hasta la saciedad. Cataluña y Euskadi ya no están solas en su pugna por ser independientes. En otras regiones, por desgracia, crece el deseo de escapar de un país marcado por la voracidad insaciable de los políticos, el endeudamiento, los impuestos desproporcionados, el peso insoportable de un Estado plagado de enchufados y parásitos, la corrupción y el abuso de poder de sus clases dirigentes y poderosas.

Por culpa de la "casta" política, pertenecer a España es un calvario para todo ciudadano decente.

Pero si nos convirtiéramos mañana en el 51 estado de la Unión, se producirían consecuencias admirables y tan deseables y fascinantes que abrirían las puertas de España a la esperanza y al renacer de la nación, que incursionaría, orgullosa y soberbia, por las rutas de la prosperidad, la dignidad y el decoro.

Seis mil políticos y muchos de sus socios y cómplices ingresarían en prisión y tendrían que devolver lo robado y saqueado, mas de 70.000 millones de euros, según los cálculos mas conservadores, y mas de 130.000 según otros mas osados; nos devolverían Gibraltar; Marruecos dejaría de chantajearnos y sustituiríamos la actual política servil, de compra de paz con dinero, por una política de dignidad y buena vecindad respetuosa; en Europa se nos abrirían todas las puertas que ahora perecen que están abiertas, pero que realmente están cerradas a cal y canto; bajarían los impuestos para equipararnos al sistema fiscal de los Estados de la Unión; los principales partidos políticos españoles serian prohibidos y precintados por jueces independientes, por haberse convertidos en asociaciones cargadas de delitos y sin garantía alguna de funcionamiento democrático; se fundarían partidos políticos nuevos, parecidos a los norteamericanos, sometidos a la ley, sin impunidad y sin aditivos mafiosos; la política sería considerada un servicio, no un privilegio; recuperaríamos el concepto de patria y sentiríamos orgullo de ser españoles; liquidaríamos de golpe las 17 taifas autonómicas, que no sirven para otra cosa que para enriquecer a políticos y para colocar a los amigos del poder, cada una de ellas decenas de veces mas costosa que todo el sistema político en los 50 estados actuales de la Unión; el Estado español se reduciría y sería tan delgado como los de Ohio, Texas, Florida o Massachssets, es decir, con cien veces menos políticos y funcionarios que España.

Los ciudadanos ganaríamos influencia y respeto; la opinión pública dejaría de ser un laboratorio donde el poder experimenta con sus mentiras y manipulaciones; las universidades y la sociedad civil en general ganarían independencia, calidad y peso, construiríamos cárceles especiales para ingresar a los políticos que se han enriquecido ilegalmente en las últimas décadas, que entrarían en prisión a centenares; el poder político estaría obligado a cumplir sus promesas y compromisos y los jueces, legisladores, medios de comunicación y periodistas dejarían de estar vergonzosamente sometidos al poder político y tendrían que cumplir sus deberes democráticos de fiscalizar a los poderes y aportar justicia, verdad y luz al ciudadano.

Habría otros miles de ventajas y beneficios mas, entre ellos el disfrute de una democracia que, aunque imperfecta, sería mil veces mas real y decente que la actual española, pero para enumerarlos todos necesitaría por lo menos diez artículos ordinarios de este blog, demasiado espacio para una exposición periodística.