Pedro Abelardo: Un Precursor de la Escolástica

Publicado el 29 agosto 2025 por Academiacruellas

Buenos días desde Academia Cruellas, en Fraga. Hoy vamos a desarrollar la figura de Pedro Abelardo que es un precursor de la escolástica. Nación en Le Pallet en 1709, un pueblo de la Bretaña francesa. Su padre, esperaba que siguiera sus pasos en el ejército pero Abelardo prefirió las letras. Al final se traslada a enseñar a París, donde le siguieron una cohorte de quinceañeros, entre ellos Eloísa, con la que tuvo un hijo. Ahora bien, el tío de Eloisa que era un canónigo de la catedral de París mandó castrar a Pedro Abelardo. Humillado se pasó a la vida monástica en Saint Denis. Publicó diferentes obras que fueron declaradas herejes por parte de Inocencio II. A partir de aquí empezó a huir de la persecución papal y tratando de demostrar su fidelidad a la ortodoxia, aunque sin éxito. Murió en 1140 después de haber sido condenado en el Concilio de Seis (1140).

La obra de Pedro Abelardo la podemos dividir en dos temas fundamentales: el problema de los universales y el de la naturaleza del pecado. El problema de los universales era un aspecto muy importante de la especulación medieval desde que Boecio, al traducir a Porfirio, expusiese las cuestiones que este consideraba esenciales:

. ¿Existen los universales en la realidad o solo en el pensamiento?

. Si existen en la realidad, ¿son corpóreos o incorpóreos?

. ¿Están separados de las cosas sensibles o en ellas?

A estas cuestiones, Abelardo añadió una cuarta :¿seguirían teniendo significado los géneros y las especies aunque dejasen de existir los individuos particulares a los que corresponden? Para Abelardo, los universales no son más que una serie de términos lingüísticos que agrupan una diversidad de cosas -la palabra hombre agrupa a Pedro, Luis, Pepe,…-. Ahora bien, ¿qué hay en las cosas que permite esta agrupación? Abelardo lo llamó estado, que podemos definir como «modo de existencia». Así, en la realidad hay diversidad de individuos que comparten un modo de existencia: Pedro, Luis y Pepe, por ejemplo, tienen un modo de existencia parecido, pues comparten una serie de características (necesidades, facultades,…). De esta forma, los universales son términos lingüísticos que agrupan a individuos que se parecen entre sí porque comparten un mismo estado o modo de existencia.

¿Y como se forman estos universales en nuestro pensamiento? Para Abelardo, la percepción nos proporciona imágenes nítidas de un particular -por ejemplo Sofia-. Esta imagen es retenido en la memoria y se diferencia, por su concreción, de las imágenes inventadas -por ejemplo, «la mujer de nuestros sueños»- así como de las ideas universales con que nos representamos a los individuos particulares.

Todo esto tiene una consecuencia importantísima: conocemos con rigor el individual y confusamente el universal.