Cuando Pedro tenía 20 años murió su hermano, y nuestro beato tuvo que hacerse cargo de la viuda y sus 10 hijos. Nada tenía para sí sino para su familia y aún le quedaba algo para socorrer a los pobres y enfermos que hallaba por sus caminos. Este trato con pobres y gentes ajenas al Evangelio le llevó a fundar la Hermandad de San Luis PARA VER. Y además, le llevó a madurar su vocación de servicio y fundar una congregación religiosa: los Hermanos de la Misericordia de María Auxiliadora, de laicos consagrados, PARA VER. No le fueron fáciles los inicios, en la Alemania del siglo XIX, nada favorable a la Iglesia ni las órdenes religiosas, pero su fe y dedicación fueron haciendo lo suyo. Una experiencia parecida a la suya, los Hermanos de San Alejo se había puesto en marcha y Pedro vivió con ellos un tiempo en el convento, pero quedó decepcionado: no había votos estables, y eran dominados en lo económico y más allá de eso, por el Secretario Civil de Finanzas de la ciudad, que daba un salario a cada hermano, que poseían bienes privados.
En 1850 Pedro dejó a estos Hermanos y se fue en total pobreza a Koblenz, donde comenzó a trabajar por los enfermos en el hospital de la ciudad y a servir en un convento. En 1852 pudo hacer votos religiosos en compañía de un amigo. Durante los años que le quedaban de vida, que no fueron muchos, se dedicó enteramente a sus enfermos. Falleció santamente el 21 de diciembre de 1860 en Koblenz. Fue beatificado por San Juan Pablo II el 23 de junio de 1985.
A 21 de diciembre además se celebra a San Hincmar de Reims, obispo.
Y se canta la quinta de las Antífonas Mayores de Adviento: O Oriens.