Mi respuesta: Ya se desmorona todo tu argumento desde que vuelves al eterno y muy mal argumento de la "piedra chiquita", no hay ninguna "piedra chiquita". Jesús habló arameo, en arameo la palabra "Kephas" significa "Roca" (para una simple piedra en arameo se utiliza "evna", y a Pedro jamás se le llama "Evna" en el N.T.). En las dos primeras traducciones del griego al arameo (versiones Diatessarón y Peshitta), que son las que nos pueden dar una idea más clara de qué fue exactamente lo que dijo Jesús, la palabra empleada en Mateo 16:18 es "Kephas" ("Tú eres Kephas y sobre esta Kephas edificaré mi Iglesia"). Kephas es también, como tú mismo admites, el nombre con que Jesús ya en un momento anterior había rebautizado a Simón, por lo que ya de entrada es totalmente absurdo pensar que Jesús bautice a alguien con el nombre de "roca" sin que esto tuviera un significado enorme y bastante especial en el papel que habría de otorgarle a este apóstol. ¿Te has preguntado por qué Jesús le llamaría "Roca" a uno de sus apóstoles si esto no significara nada especial? ¿Es que acaso Jesús le ponía apodos a sus amigos como hacen los niños en la escuela? No lo creo.
Pero volvamos a la cuestión del idioma. Ya quedó claro que en arameo, en ambas partes del enunciado, se utiliza dos veces la misma palabra "Kephas", sin ningún tipo de contradicción. (Incluso se cree que en el primer manuscrito original en griego escrito del propio puño y letra de Mateo está insertada la palabra aramea Kephas cambiada en transcripciones posteriores por "petros" y "petra").
Pero hay algo mucho más relevante aún, que a mi, como un antiguo no católico, me ayudó a entender y resolver este problema en el tiempo en que investigaba cual era realmente la Iglesia de Cristo y si los católicos estaban diciendo la verdad sobre la primacía de Pedro. En el evangelio en griego se lee lo siguiente: "epi tautee tee petra", si quitáramos de ahí el "tee", lo que tendríamos es "sobre esta piedra", ¿pero que pasa cuando añadimos "tee", como está en el evangelio original? Tenemos "sobre esta MISMA piedra". Esto es de una relevancia mayúscula, pues despeja cualquier duda sobre si Jesús está hablando de dos cosas distintas (una "piedrita" y una roca) o si estaba hablando de la misma roca. Jesús dice literalmente "Tú eres piedra y sobre esta MISMA piedra edificaré mi iglesia".
Incluso si no estuviera ahí el "misma", con la simple presencia del adjetivo demostrativo "esta" sería suficiente para entender la frase, pues este adjetivo solo es empleado para hacer referencia al sustantivo más inmediato, ¿y cual es el sustantivo más inmediato? ¡La Piedra que hace referencia a Simón Pedro!
Pasemos a lo del poder de atar y desatar. Es claro que Jesús invistió de autoridad a todos los apóstoles, sería absurdo negar esto, es en esa misma autoridad apostólica para atar y desatar en que está basada y fundamentada la autoridad de la Iglesia Católica, que es la única, de todas las que se reclaman como cristianas, que puede reclamar una continuidad histórica desde tiempos de Cristo gracias la sucesión apostólica ininterrumpida. Aquí los protestantes se meten en severo problema, pues las doctrinas herejes de "solo la biblia" y "libre examen" niegan y anulan por completo la autoridad apostólica, autoridad entregada y establecida por Cristo, para sustituirla por la falsa doctrina de la biblia como único y supremo criterio de autoridad.
Digamos rápidamente de paso que incluido en la autoridad para atar y desatar que Cristo le dio a todos sus apóstoles, primeros obispos de su Iglesia, está el poder de perdonar pecados, algo que niegan totalmente los protestantes, pareciéndoles una blasfemia, pero ese es tema para otro debate.
Ahora bien, acordando que sin duda todos estaban investidos de autoridad, es necesario que no olvides también que al primero a quien otorga esa autoridad, dirigiéndose a él personalmente, antes que a todos los demás, es a Pedro, al mismo a quien le entrega, nada más y nada menos, que las llaves del reino de los cielos. Admito que me cuesta entender cómo nuestros hermanos separados pueden negar la primacía de Pedro con tan categórica afirmación como la de "a ti te daré las llaves del reino de los cielos", afirmación tan clara y contundente como para seguir discutiendo si Cristo dejó o no a alguien "encargado" de su Iglesia.