REGRESO AL CAMINO PERDIDO
La mujer me obliga a escuchar. La miro fijamente. Bien, hable. No soy yo. Es el muerto el que habla. Y de nuevo salen a relucir mis viejos amigos. La historia circular. El negro cimarrón, fuerte y bruto, incansable y con olor a sudor de monte. Tiene un grillete roto en su tobillo derecho. Y corre y vuela con el machete en la mano. Pide aguardiente y tabaco. Y el indio astuto y delgado. Silencioso y sonriente. Hay que atenderlos con las ofrendas que piden. Ron, tabaco, velas y una flor roja, caracoles y hierbas de monte adentro. En un rincón encuentro, olvidados hace años, los hierros y las piedras cubiertas de polvo. Y por la noche regreso al camino perdido. Hablamos de esta vida intensa y caótica. Bebemos ron y fumamos. Como hacíamos antes, cuando todo era incierto, oscuro y hermoso. Ellos eran mis únicos amigos. Los que se entregaban. Y nada pedían a cambio.
Pedro Juan Gutiérrez. La línea oscura. Editorial Verbum, 2015.