Pedro, de Porto (Portugal), viaja regularmente a Madrid gracias a los vuelos de Ryanair que unen ambas ciudades. En esta ocasión, se encuentra en la capital española celebrando su tercer Orgullo Gay junto a amigos de Granada, Amsterdam y Berlín. Lamenta que el ambiente en Portugal “sea distinto” al que se vive en ciudades como Madrid y Barcelona. “El Orgullo”, dice, “aporta mucho capital a Madrid y su alcaldesa, Ana Botella, tendría que ser más lista”.
Pedro vive en Oporto, pero procede de Azores, un archipiélago en el que existe “un ambiente muy cerrado y conservador”. Su infancia fue normal, aunque el hecho de que tuviese más amigas que amigos provocó que algunos de sus compañeros le atacasen con términos despectivos como “maricón, mariquita”. “Me afectó mucho”, nos reconoce, “pero ahora me da la risa”.
Con su familia fue sencillo, pero difícil. Su padre le preguntó si era gay y él le respondió que sí. “Se disgustaron mucho en un primer momento”, señala, “pero ya ha pasado”. No tiene pareja, es muy difícil encontrarla en su ciudad y nos responde con una frase que refleja muy bien lo que nos quiere decir: “Mi ciudad no es mi mercado y me tengo que dedicar a la exportación”.
Pedro reconoce que el “Orgullo de Porto es muy triste, me apena, es sólo para un segmento de gays. En la ciudad hay bares y discotecas gays, pero no participan en el Orgullo. No hay un ambiente festivo sino más político. Y no me identifico con ese ambiente”.