La victoria de Sánchez fue más contundente de la esperada. Al 99,23% de los votos escrutados, había logrado el 50,21% de los sufragios y 74.223 votos. Díaz, se quedó en el 39,94 % y con menos votos que los avales que presentó el 4 de mayo. Por su parte, Patxi consiguió 9,85 votos, apostando por él 14.571 militantes. Sánchez ganó en todas las comunidades autónomas, excepto en Andalucía, superando en votos a Díaz en comunidades como Aragón, donde la dirigente andaluza le había doblado en número de avales. La victoria de Sánchez y su contundencia supone toda una convulsión en la estructura del aparato del partido y de sus cargos orgánicos, muchos de ellos abiertamente enfrentados con quien volverá a ser ahora su secretario general. La candidata y presidenta andaluza no pudo disimular en su rostro, en sus gestos y en sus palabras la inquina que siente contra Sánchez, ni la sorpresa de una derrota que no contemplaba ni en sus peores pesadillas. Nada más conocerla, mostró constantes gestos de frialdad hacia Pedro Sánchez. La primera felicitación la hizo por teléfono cuando ambos estaban en la misma planta del edificio, separados por unos metros de distancia. Hubo un intento de la candidatura de Sánchez de comparecer los tres juntos, pero también Díaz se negó. Finalmente, salieron los candidatos uno por uno, y la presidenta andaluza accedió sólo a posar brevemente ante las cámaras en la misma sala de prensa de Ferraz y no con su mejor cara. En su intervención ni siquiera felicitó públicamente a Pedro Sánchez ni se puso a disposición directamente del nuevo secretario general, como sí hizo Patxi López, previamente. Se limitó a decir que ella seguía “a disposición del partido” cuando se la necesitara. Y abandonó Ferraz por el garaje, como hiciera Sánchez aquel 1 de octubre.
El objetivo del debate de hace una semana no fue tanto de ganar como aguantar. “La campaña de primarias –escribió Nacho Cardero en El Confidencial– no pasará a los anaqueles de la ciencia política por su sofisticación. Si por algo se está caracterizando este proceso, acaso uno de los momentos más críticos del PSOE en sus 140 años de historia, clave para la supervivencia de la formación y para el devenir del país, es por su falta de fineza. Mientras los candidatos se ciñen al discurso oficialista delante de las cámaras, envían tras bambalinas a sus subalternos para que se den de navajazos en la calle, a plena luz del día, como en un episodio de 'Narcos'. A determinados enemigos solo se les puede vencer si te mimetizas con ellos, si participas de sus engaños y tácticas. Tal vez por ello, a los tres candidatos se les está quedando cara de Pablo Escobar según transcurren los días. ‘Gane Sánchez o se imponga Susana, el PSOE se va a meter después en un ajuste de cuentas que bloqueará cualquier entendimiento con el Gobierno’, analizaron desde el PP al PSOE del post-congreso federal… Existe la convicción de que el número de votos en las primarias no diferirá mucho del de firmas registradas hace 10 días. Más que luchar por nuevos votos, Susana Díaz intentará agarrar los que ya tiene. Aguantar. No cometer ningún traspié. Evitar caer en el barro y las confrontaciones personales. Muy al contrario, Sánchez está obligado a sorprender, a arriesgar. Dan por hecho que sacará un conejo de la chistera. Otro más y ya van…”
El secretario de Organización del PSC, Salvador Illa, llamó el pasado lunes a los candidatos a las primarias del PSOE a ofrecer un “enfoque claramente de futuro y no tanto de mirar por el retrovisor del pasado”. Justo antes del debate de los tres candidatos –Susana Díaz, Pedro Sánchez, Patxi López–, los socialistas catalanes dirigentes del partido, encabezados por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, avanzaron la reunión semanal de su ejecutiva para poder ver el debate, esperando que los candidatos confrontasen sus propuestas con respeto y buen tono para convencer a los militantes de que su candidatura era la mejor. El PSC deseaba que los tres hicieran propuestas “para cohesionar al partido y ofrecer una alternativa al gobierno del PP”. Illa insistió en que el PSC mantendría su neutralidad institucional sin fisuras –al margen de lo que puedan hacer a nivel individual sus cuadros y dirigentes–, porque es “un partido diferente que está eligiendo el secretario general de un partido hermano”. Entre los candidatos del partido estuvieron, Miguel Iceta, Salvador Illa, Ángel Ros, presidente del partido y alcalde de Lleida, Assumnpta Escarp, secretaria de Acción Electoral y Mercè Perea, la diputada en el Congreso.
Juanma Romero presentó en El Confidencial algunas de las claves de un debate que pasará a la historia del PSOE. El papel sobresaliente del exlendakari, los mensajes de Díaz y Sánchez, el lenguaje no verbal de los aspirantes, incluso el posdebate. Una lectura fértil que corre a cargo de los cuatro especialistas consultados: Pablo Simón, profesor de Ciencia Política de la Carlos III de Madrid; el también politólogo Lluís Orriols, del máster de Análisis Político y Electoral de la misma universidad; Máriam Martínez-Bascuñán, docente de Ciencia Política de la Autónoma de Madrid, e Imma Aguilar, periodista, asesora de Comunicación Política y directora de Perfil Público. El exlendakari fue percibido como el más claro vencedor del debate en Ferraz. Todos ellos destacan que ha sabido sortear el peligro cierto de haber sido ninguneado. Su momento memorable fue ese 'Vamos a ver, Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?', que provocó tres segundos de silencio en Sánchez y le generó nerviosismo. Demostró tener trienios, estar curtido frente a un discurso cambiante como el de Pedro. Los politólogos remarcan que el exlendakari logró salir del marco de sus rivales y evitó ser engullido por ellos, haciendo visible su propuesta
“No hay imágenes –sostiene Juanma Romero– de los candidatos, reaccionando a las intervenciones de sus rivales. Se buscó una realización de la señal conservadora, pródiga en planos medios y más tacaña en generales. Pero, al menos, sí sirvieron para hacerse una idea de lo que ocurría dentro de la Ramón Rubial. A López, rubrican los expertos, se le vio ‘más apasionado’, expansivo, ‘empático’, gesticulando más. A Sánchez y Díaz, ‘correctos’, en opinión de Simón, o si acaso más ‘hierático, frío, inexpresivo’, pero también más nervioso, según Martínez-Bascuñán. Los aspirantes apenas se mirasen a los ojos. Los aspirantes apenas se miraron. Cada uno lanzaba un mensaje con su ropa: el rojo y blanco de ella; la 'blazer' negra de López, la 'chupa' de Sánchez. Sí que fueron más ilustrativas las llegadas y el posado con el presidente de la gestora. Javier Fernández y Pedro Sánchez se intercambiaron un saludo gélido y protocolario. El presidente asturiano y Susana Díaz se regalaron abrazos y sonrisas. Y buen rollo pero prisas por acabar se percibió en la bienvenida del último en aterrizar (fue así por sorteo), Patxi López. Sus ropas también decían mucho. Lo resume Aguilar: “Susana iba vestida del PSOE: blusa roja con el mismo Pantone que el rojo corporativo del partido, pantalón blanco como las siglas. Ella quería decir que es el PSOE, como lo grita a diario en su campaña. Pedro hacía honor a ese lema de candidato de la militancia, con chupa de cuero, vaqueros, camisa remangada y con coderas. Y Patxi vestía el uniforme del candidato de izquierdas convencional, con 'blazer' negra y camisa blanca y sin corbata”.
Susana Díaz lo tiene claro –escribe Cristina Fallarás en Público–, y el resto nos hemos enterado gracias a que la periodista Miriam Ruiz Castro ha colgado en las redes un discurso que la líder socialista ofreció a sus correligionarios el pasado mes de enero. En su arenga, tras enumerar lo bien que se vivía con Felipe González y con José Luis Rodríguez Zapatero, la andaluza afirma que el problema no es que la población esté muy empobrecida –bajar ‘10 escalones’, lo llama—, sino que sus expectativas eran tan altas, que habiendo ‘bajado uno’ solamente, se ‘cabrean’. Acto seguido, para ilustrar tal afirmación, asegura que creyeron que ‘iban a poder tener su casita en la playa’, y de ahí su cabreo. ‘Cabrear’ es el verbo que ella utiliza, y cabreo es lo que han sentido aquellos a los que se refiere, los ‘indignados’, a tenor de los miles de comentarios que han circulado por las redes. El párrafo que más ha irritado es el siguiente, y tiene más fondo del que aparenta: ‘Porque muchos de los que se cabrearon con nosotros no habían perdido 10 escalones en su calidad de vida. Habían bajado uno, pero es que pensaban que iban a subir 10. Es que pensaban que iban a poder tener su casita en la playa, que iban a poder salir no una vez al mes, sino una vez a la semana; que iban a conseguir que sus chavales fueran a la Universidad, y que, además, tuvieran un máster; que iban a conseguir ver a sus nietos con mucha más calidad de vida que la que tuvieron ellos; y, cuando eso no fue posible, se cabrearon, se indignaron, y ahí le hicimos el juego a la derecha… y a los otros, de Podemos. A la derecha, que quería que la gente se resignara, y a los que querían galopar sobre la indignación de los ciudadanos’. El asunto de la escalera a la que hace alusión Susana Díaz se refiere a los tiempos en los que los ciudadanos aspiraban a ‘trepar’” en los estratos que se suponía tenía la sociedad hasta conseguir vivir en una situación económica más desahogada. Eso era posible gracias a empleo, formación y salarios. Algo así como: tu abuelo era campesino, tu padre estudió hasta secundaria y fue administrativo, y tú, que has ido a la Universidad –Felipe González diría que gracias a él, y quizás Díaz lo piense–, llegarás a médico. Algunos todavía se acordarán de ese tipo de cosas. Sin embargo, nombrarlas hoy evidencia vivir fuera de la realidad, o fuera de este país’. Más allá de este desfase temporal de la líder socialista –a cuya clase obrera quizás hay que cambiarle el nombre, vista la reforma laboral–, vamos a los escalones: De 2006 a 2012, España pasó de tener 1.819.000 desempleados a 6.021.000. O sea, que en seis años –cinco de ellos gobernados por el PSOE–, España se cobró más de 4.200.000 empleos. Los pocos que han regresado a un salario más o menos habitual han visto cómo en los últimos 10 años se han perdido 35.000 millones en salarios, los contratos son temporales y la precariedad nos sitúa a la cola de Europa.”
¿De qué se ríe, señor ministro?
Nunca lo erótico y lo político han ido tan agarrados de la mano. Esta semana, el salón erótico de Madrid ha buscado una manera publicitarse, su objetivo. Imágenes de nuestros políticos, a los que vemos día a día en la prensa y la televisión, aparecen en los carteles del salón con cierto tono sugerente, bajo la frase “te vamos a f@llar”. Mariano Rajoy, Susana Díaz, Pablo Iglesias y Albert Rivera son los protagonistas. “Debe ser –dice un internauta en una publicación– la única campaña publicitaria que mires como la mires, dice la verdad”.
El humor en la prensa de esta semana: Puebla, Forges, El Roto, Peridis, Vergara, J. R. Mora, Manel F., Malagón, Pat, Atxe…
Pep Roig publica, desde Mallorca: Mada de nada, El infante plasmado, el arte de no saber, Exigencias, Pandemia y Renovación necesaria.
Debate PSOE. Resumen del debate entre Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López El Confidencial
Los rifirrafes del debate del PSOE El HuffPost
Susana Díaz: estamos en la oposición porque sacamos malos resultados en las pasadas elecciones Psoe de Andalucía
Pablo Iglesias ACORRALA y CALLA al Ministro de Justicia Rafael Catala (INCREIBLE) PODEMOS ESPAÑA TV
Díaz, Sánchez y López piden unidad en el cierre de campaña Europa Press
Pedro Sánchez y su equipo cantan la Internacional eldiarioes