Esto está llevando a Sánchez a empezar a ver gigantes y enemigos en donde sólo hay molinos de viento y ovejas. Sus declaraciones de anoche en televisión culpando a las grandes empresas del IBEX y a determinados grupos editoriales de trabajar para hacer imposible un gobierno del PSOE con Podemos, nos ofrecen la figura de un político aferrado a cualquier argumento, por indemostrable que resulte, para sostenella y no enmendalla. No obstante, la guinda de esa entrevista ha sidoconsiderar un error haber llamado “populista” a Podemos, lo que denota una absoluta ingenuidad por su parte en el mejor de los casos o, en el peor, una supina ignorancia política.
Sánchez, al que los dirigentes, militantes y simpatizantes de Podemos y una parte importante de los del PSOE parecen a punto de convertir en mártir irredento de una causa imposible, se apresta ahora a subirse a su coche y a recorrer España para “recuperar” el partido con el apoyo de los militantes. Si por él y por los que piensan como él hubiera sido, a estas horas ya tendríamos convocadas nuevas elecciones generales y ya podríamos ir descontando una nueva victoria más abultada aún del PP, una nueva hecatombe del PSOE en las urnas y el ansiado “sorpasso” por el que suspira Podemos.
Todo esto por no hablar del cabreo ciudadano y del desprestigio de una clase política incapaz durante más de diez meses de la más mínima transacción para ocuparse de los intereses generales. Pero eso a Sánchez ni antes ni ahora parece haberle importado demasiado, ni siquiera en una situación como la actual en la que su partido tiene ante sí un escenario político dantesco en el que lo que menos necesita es añadir a sus muchos frentes abiertos uno nuevo: el mesianismo salvador.