Pedro Sánchez, con su “tutela” a Yolanda Díaz, juega duro y demuestra tener más alcance estratégico y solvencia mental que Pablo Casado, que en lugar de mimar a VOX, su aliado natural en la derecha, intenta aplastarlo, perdiendo de ese modo su mejor opción para conquistar la Moncloa.
Y para colmo de estupidez, Casado también quiere aplastar a Isabel Díaz Ayuso, que es la gran estrella ascendente de la derecha y la única dirigente del PP que, según los expertos y las encuestas, tiene opciones de derrotar a la izquierda, aliada con el separatismo y otros partidos que odian a España, como ya lo hizo en las elecciones madrileñas.
Ayuso es un fenómeno popular muy sólido porque es capaz de conseguir votos hasta de la izquierda, sobre todo en los sectores obreros urbanos que siempre han votado socialismo, lo que la convierte en la candidata ideal para derrotar al sanchismo. Ayuso también tiene océanos de seguidores en los mismos sectores donde pesca VOX: descontentos, indignados, desempleados, demócratas, profesionales, empresarios y los millones de españoles que se sienten patriotas y a los que les duele y asquea tanto la tibieza del PP como lo que está haciendo Sánchez con España, un país en profunda decadencia, con su unidad amenazada y empobreciéndose a pasos de gigante.
Sánchez cree que su mayor riesgo no es el crecimiento de la derecha, sino la desmotivación de la izquierda. En consecuencia, considera con acierto que la operación de Yolanda Díaz pueda reclutar a los votantes en la izquierda que hoy son incapaces de votar a los muy desgastados PSOE y Podemos.
Sánchez ha aprendido del fenómeno VOX y ha descubierto que la derecha, tras la irrupción de VOX, ha incrementado sus votos y posibilidades. Pero, por fortuna para la izquierda, los torpes e ineptos del PP han puesto la proa a VOX, despreciando la única posibilidad que tienen de vencer en las próximas elecciones, mientras que ese enfrentamiento absurdo diezma las filas de votantes y simpatizantes del PP, que rechazan con rabia esa absurda y suicida pelea con VOX.
Sánchez ha contemplado con buenos ojos la visita de Yolanda Díaz al papa Francisco y puede que haya movido sus piezas diplomáticas e influencias para conseguirle la entrevista. Además, le ha prestado el Falcon para que viaje como toda una líder de primer rango.
Los estrategas que rodean a Sánchez creen firmemente que si la derecha sigue suicidándose con peleas internas y si la operación transversal de Yolanda Díaz cuaja, la victoria está asegurada y la izquierda podrá permanecer cuatro años más en la Moncloa, suficientes para cambiar España de punta a rabo y terminar de destrozarla.
Francisco Rubiales