Tras su precipitada salida de la secretaria general del PSOE, Pedro Sánchez parece dispuesto a volver y plantar cara a los que lo echaron. Hace gala ahora de la necesidad de unidad en la izquierda, reconoce sus errores y tiende la mano a Podemos.
Todo esto estaría bien, si fuera sincero. No sé hasta qué punto lo será. Pero su arrepentimiento y su vestimenta roja llega demasiado tarde. Demasiado tarde porque la trayectoria de Pedro Sánchez, plagada de contradicciones, es la que es. Demasiado tarde porque la trayectoria del PSOE, llena de traiciones (la última, facilitar el Gobierno de Rajoy) es la que es.
Ahora mismo el PSOE está inmerso en una guerra civil entre los más progresistas y los más socialdemócratas (que viene a ser algo así como conservadores). Solo el tiempo dirá quién ganará, pero si el PSOE no se define pronto y supera esta crisis acabará completamente hundido.