La verdad que Sánchez oculta es que en España los impuestos elevados y arbitrarios solo sirven para que el gobierno pueda disfrutar de privilegios, derrochar y comprar poder, votos, voluntades y medios de comunicación, sin tener que ahorrar y ser austeros, como lo son nuestros vecinos europeos.
España, si no baja los impuestos, se estrella. Madrid los ha bajado y se ha convertido en el motor económico de España. Ante la codicia fiscal del sanchismo, las empresas huyen o cierran, los autónomos se arruinan o se sumergen en la economía clandestina y el pueblo trabajador y las clases medias avanzan hacia la ruina, mientras España tiene el gobierno más caro de Europa, el que tiene mas ministerios, el que reparte más subvenciones, casi siempre a los amigos del poder y el que mas se endeuda y derrocha.
El sanchismo será derrotado algún día y expulsado del poder, pero dejará una huella de atraso y pobreza en España que tardará más de una década en borrarse. El trabajo sucio izquierdista quedará hecho y permanecerá porque el socialismo nunca ha gozado de tan buena salud financiera como ahora. Casi todos son ricos y han engordado. Hay muchos jueces que opinan que hay decenas de miles de políticos que no pueden justificar sus abultados patrimonios y que disfrutan de una libertad que no merecen porque han hecho méritos para ser encarcelados. Hay más funcionarios que nunca, más leyes, más gasto público, más presión impositiva, más deuda y más ruina para España, que es lo que las izquierdas querían.
Sánchez tiene razón cuando dice que el peor impuesto es la corrupción, pero es injusto y mentiroso cuando la aplica sólo al corrupto PP porque su partido, el PSOE, sigue siendo el campeón en corrupción, el que más dirigentes tiene presos o imputados, el único que tiene condenados por corruptos a dos ex presidentes regionales, los andaluces Chaves y Griñán, y el que en la actualidad tiene a cuatro altos cargos del gobierno de Sánchez imputados por contratos corruptos durante la pandemia.
Las próximas elecciones girarán en torno a los impuestos. Sánchez lo sabe y por eso ha empezado a mentir diciendo que sin impuestos altos no hay progreso. Sin embargo, la realidad, que es tozuda, le desmiente porque los países más prósperos son aquellos que bajan los impuestos y permiten que el dinero esté en poder del ciudadano.
La España que acuda a las urnas se dividirá en dos bandos, que no serán la derecha y la izquierda, sino los que quieren subir los impuestos y los que los quieren bajar. Un bando, muy nutrido por la izquierda, los parásitos y los enemigos de España, esos que luchan por la separación del País Vasco y Cataluña, quiere impuestos elevados para repartirse el botín, financiar sus abultados privilegios, derrochar, seguir subvencionando sus chiringuitos y poder comprar votos, voluntades y medios de comunicación. El otro bando, donde militan los trabajadores, las clases medias y la gente decente que ama a España y quiere verla progresar, desea impuestos bajos para que avance la prosperidad, se creen puestos de trabajo reales, reinen la libertades y derechos y se limite el excesivo poder de un Estado que suele comportare siempre, cuando acumula demasiado poder, como depredador insaciable.
Pedo Sánchez es el capitán de los que quieren un Estado poderoso e inmenso, controlado por él y los suyos, aunque España retroceda y se empobrezca, mientras ellos se enriquecen y "se forran", como les ha acusado Feijóo.
Esa es la España del presente, donde las izquierdas totalitarias y el separatismo empujan hacia abajo e impiden el resurgir de la nación, por mucho que el mentiroso presidente lo quiera disfrazar con demagogias y falsedades. La España de Pedo Sánchez es la oveja negra de Europa, un país que fue grande en el pasado, pero que hoy es marginado e ignorado por tener a comunistas en su gobierno y por estar presidido por un tipo sin prestigio, falso, que cae mal, que maltrata a su pueblo, del que nadie se fía, que emplea los escasos fondos en comprar votos y poder y que es aislado e ignorado en los debates internacionales de altura y en los grandes foros donde se discute el destino del mundo.
Francisco Rubiales