Para colmo de males, el socialismo ha sido sobrepasado por Podemos y ha dejado de ser la fuerza hegemónica y el referente de la izquierda.
Si los socialistas no se dan cuenta de que los españoles rechazan ya a Pedro Sánchez con parecida intensidad que a Zapatero, es que están ciegos. Pedro Sánchez es ya un "enterrador" maldito por los votantes, que no digieren su odio, su ambición y su incapacidad para anteponer el bien común a sus propios deseos y ambiciones. Son muchos los ciudadanos que piensan que Sánchez es un enterrador de su partido y de España y, frente a un tipo tocado por el infortunio, lo único prudente es quitárselo de en medio.
Si Pedro Sánchez ha sido el gran perdedor, el gran vencedor de la jornada fue Nuñez Fijoo, que revalidó la mayoría absoluta del PP en Galicia, con más votos que hace cuatro años. El segundo gran vencedor fue Iñigo Urkullu, que renovó la hegemonía del PNV en el País Vasco y podrá formar gobierno de coalición con quien desee.
Todo parece indicar que las elecciones vascas y gallegas están marcando la tendencia de las próximas generales de diciembre, que, si se convocan, serían otro paso significativo del PSOE hacia la tumba y una victoria más amplia para esa derecha que, aunque no merezca vencer por su corrupción y antipatía, está siendo potenciada ante el electorado por la gran estupidez de Sánchez y su equipo.
Los socialistas serios y decentes, que todavía existen, deberían tomar nota y forzar con urgencia la salida del enterrador y asumir que su partido, mal gobernado y conducido hasta una dinámica de derrota de la que es difícil escapar, necesita con urgencia retirarse a los cuarteles de invierno, fortalecerse y regenerarse en el gimnasio de la oposición.
Francisco Rubiales