Pero su padre se integró en el bando de Enrique de Trastámara y ese mismo año la familia tuvo que huir de Toledo y se refugió en Francia.
Pedro Tenorio inició sus estudios de Derecho en Toulouse. Años después, explicó Leyes en Roma y luego en Aviñón.
La familia regresó a Castilla. Los Tenorio participaron en 1367 en la batalla de Nájera, en la que el bando del Trastámara fue derrotado.
Con la muerte de sus hermanos, Pedro quedó como cabeza y heredero de la casa familiar.
Fue liberado tras meses de prisión y, formando parte del séquito del cardenal legado, marchó con él a Portugal.
En 1369 murió Pedro I y Pedro Tenorio, que ya gozaba de una sólida posición en la curia pontificia, desempeñó para el nuevo rey de Castilla, Enrique II, el cargo de procurador en Aviñón ante el papa Gregorio XI.
En recompensa obtuvo, en 1371, la dignidad de arcediano de Calatrava. Ese mismo año, el papa lo nombró obispo de Coimbra.
En 1377 Gregorio XI nombró arzobispo de Toledo a Pedro Tenorio.
Seguramente a Tenorio le satisfizo grandemente ocupar la misma dignidad que había ostentado el cardenal Albornoz, al que admiraba y al que se asemejaba en personalidad, intereses y trayectoria. Don Pedro regirá la sede toledana durante 22 años, hasta su muerte.
Parece probable que el propio Pedro Tenorio lo acompañase en esa travesía marítima, pues, como obispo de Coimbra, estaba actuando como embajador del rey de Portugal ante la sede apostólica.
Don Pedro fue un prelado muy implicado en los asuntos políticos de su época, pero no descuidó sus deberes pastorales.
Vivió en la época del Papado de Aviñón y del Cisma de Occidente, dos acontecimientos clave en el devenir de la Iglesia.
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