Mark Lewis (Karl-Heinz Boehm) es un fotógrafo que vive con una mujer invidente (Maxine Audley) y su hija Helen (Anna Massey), el cual trabaja en un estudio cinematográfico. Sin embargo, bajo su apariencia tranquila y humilde, oculta un terrible secreto; cuando se le presenta la ocasión, se convierte en un cruel asesino obsesionado con fotografiar la cara de terror de sus víctimas antes de asesinarlas.
Una vez terminado el guión, Powell se dio a la tarea de buscar al actor que interpretaría al perturbado protagonista. El primer candidato de Powell era el actor Laurence Harvey. Sin embargo, tras el enorme éxito que obtuvo con la cinta “Room at the Top” (1959), el actor comenzó a ser requerido por los distintos estudios de Hollywood, por lo que Powell tuvo que resignarse a la idea de no poder contar con él. Finalmente sería el actor alemán Karl-Heinz Boehm, el cual durante la década del cincuenta había participado en la trilogía fílmica de la familia real Austrohúngara protagonizada por Romy Schneider, quien se quedaría con el papel. La personalidad tímida y humilde de Boehm, lo convertían en el candidato perfecto para interpretar a un hombre que durante toda su vida ha tenido que suprimir sus emociones. Como dato curioso, cabe mencionar que en algún momento se pensó en Julie Andrews para interpretar a Vivian, una de las víctimas de Mark (que finalmente sería interpretada por Moira Shearer). Sin embargo, Powell terminó desechando la idea por considerar que Andrews era “demasiado famosa”.
Esto rápidamente provoca que el espectador identifique al padre del protagonista como el verdadero villano de la cinta (el cual es interpretado por Michael Powell), y en cierta medida convierte a Mark en un personaje que produce un cierto grado de simpatía en el espectador. Esto combinado con el hecho de que Powell nos convierte en cómplices del asesino (al mismo tiempo que nos percatamos de nuestra calidad de voyeristas), fue lo que provocó que la cinta fuese abiertamente repudiada por la crítica de la época. Involuntariamente nos identificamos con un protagonista que opera en la oscuridad de su laboratorio, donde da rienda suelta a su obsesión con las imágenes y los sentimientos que estas transmiten, sentimientos que él es incapaz de expresar o controlar. Para Mark, es más fácil identificarse con su cámara que con el resto de las personas. Son varias las escenas en las cuales el protagonista señala a la cámara como si se tratara de una parte importante de su ser, mientras que en otras se le puede ver imitando los movimientos de las personas con las que interactúa, como si estuviese intentado grabar en su mente todo aquello que está experimentado.
La cinta sería estrenada en Inglaterra en 1960, y como mencioné anteriormente fue totalmente repudiada por la crítica. La hostilidad fue tal, que el director y productor tuvo que retirar la cinta tras estar solo una semana en cartelera. Esto se debió a varios motivos: no solo Mark nos representa a nosotros los espectadores, quienes frecuentemente nos sentimos atraídos por las imágenes que son proyectadas en la pantalla grande, sino que además Powell en ningún momento parece tener la intención de juzgar los terribles actos del protagonista. Esto sumado a la crítica que el director le realiza al sistema de producción de los grandes estudios de la época (evidenciada en las escenas que se desarrollan al interior del estudio cinematográfico donde trabaja Mark), fue visto por la crítica como un ataque al “apacible” mundo del cine. Otra cosa que irritó a los críticos de la época, fue el aspecto autobiográfico que presentaba el film. No solo las cintas caseras que ve el protagonista a lo largo de la película fueron filmadas por el mismo Powell en la casa donde creció, utilizando a su hijo Columba Powell para representar al protagonista cuando era pequeño, sino que además en una ocasión declaró que se sentía en cierta forma identificado con el protagonista. “Yo constantemente estaba editando las escenas que se desarrollaban en frente de mi en la calle de la vida, por lo que podía sentir su angustia (la de Mark Lewis)”, declararía Powell en una entrevista realizada en 1968.
por Fantomas.