A finales de los noventa, Sam Mendesañadía un valiosísimo ítem a su currículum, comenzando a mostrar sus capacidades de dirección, retratando a la sociedad norteamericana (y por qué no a otras tantas) a partir de esta tragicomedia, bordada finamente con una acertada musicalización y pincelada con unos cuantos retazos de drama.American Beauty destapa la cotidianeidad de la familia de clase media, apelando a exageraciones e ironías para resaltar aún con más fervor las miserias humanas. Kevin Spacey brilla incandescentemente en la piel de un personaje que nos narra y enseña su aburrido ritmo de vida, su insostenible e inaguantable rutina, cansado al borde de un estallido que desnude su sensación de hartazgo al extremo. “En cierto modo, ya estoy muerto”, relata, y no hace falta decir más. Una relación marital ultra gastada; la manifestación de vergüenza y rebeldía por parte de su hija y una crítica a la comunidad y al carácter monótono y repetitivo de lo comercial.
PUNTAJE:9