Los guiones que escriben los Coenno son comunes. La extravagancia intercalada con el sarcasmo parece ser una marca registrada en los hermanos oriundos de Minnesota. Esta no es la excepción; de hecho forma parte de una de sus primeras obras, contando con la particularidad de haberse llevado los tres premios primordiales en el Festival de Cannes por aquel entonces.Barton Fink no es una cinta que se caracterice por ser neta y ampliamente disfrutable como producto en sí. Tampoco es de fácil digestión para todos los públicos. Pero es tan enigmática que despierta interés y curiosidad, por cierto de manera creciente. Con la utilización de una fotografía oscura en cada secuencia y escenarios convocados, como es el caso de la habitación de hotel de nuestro protagonista, el film obtiene un nivel agobiante y casi claustrofóbico en cuanto a tenebrosidad y toda apariencia que tenga que ver con lo sombrío.John Turturro hace de Barton Fink, un guionista que suele escribir acerca de personas comunes, de clase media, según él quienes tienen mucho más por contar que individuos de estratos más altos. Arriba a Hollywood y recibe un encargo: elaborar una trama de película sobre un personaje de lucha libre. Encerrado en su cuarto de alojamiento comienza a sufrir grandes problemas de concentración que no hacen más que bloquearlo mentalmente a la hora de idear la historia. Su vecino Charlie, llevado a cabo brillantemente por John Goodman, forja una relación amistosa pero extraña con Barton, quien a pesar de entablar este flamante vínculo no consigue superar su obstrucción creativa.
PUNTAJE:8,1