Allá por la década del noventa (a principios de ella), el bueno de Quentin Tarantino daba que hablar, sorprendiendo y saltando a la fama a partir de un film sanguinario, soberbio desde la puesta en escena, con unos diálogos más que interesantes (fieles al estilo del director) y con un reparto de ensueño. El creador de este neo-noir nos sumerge en una historia de atracos, en donde una banda bien organizada tiene como encomienda el robo a una importante joyería. Los integrantes de este grupo criminal poseen la particularidad de no conocerse entre sí, llamándose bajo nombres de colores, en donde Harvey Keitel es Mr. White y Steve Buscemi Mr. Pink, por ejemplo. Algo sale mal, un imprevisto permite la llegada de policías al momento del timo, motivo por el cual, entre gatillos fáciles y desorden, nuestros protagonistas escapan hasta reunirse en un sitio en común. Pero lo encantador del relato radica en que lo recientemente mencionado prácticamente no se muestra sino de a pequeños sorbos bajo algún que otro flashback o bien a través de la deducción que pueda sacar el espectador de las pláticas y acusaciones que se sortean entre los partícipes de la misión.
LO MEJOR:las actuaciones, el guión, la forma de atrapar al espectador valiéndose casi todo el tiempo de un solo escenario. Música, diálogos, acción, tensión made in Tarantino. LO PEOR:algunas escenas en donde se recurre al flashback se exceden en lentitud. PUNTAJE:8,2