Dirigida por Joel Schumacher y luego ascendiendo a la categorización de película de culto, Un día de furia es un producto que siempre resulta atractivo a la hora de volver a visionarlo o, bien, interesante para repasar algunas escenas memorables. Con un Michael Douglas netamente “on fire” llevando a cabo una enorme actuación, la historia desnuda las miserias humanas, el desorden social, la falta de cordialidad y de paciencia en la gente y, principalmente, la irradiación de toda la rabia acumulada que una persona pueda almacenar en su interior, exacerbada y magnificada con su pertinente plasmación a los hechos. ¿Quién nunca sintió, aunque sea en efímeros momentos, la necesidad de sacarse el enojo, ante situaciones exasperantes, y destrozar todo aquello que se le cruce en su camino de modo intolerante?
LO MEJOR:Douglas y Duvall. El ritmo de la narración, las secuencias, algunas inolvidables como en la hamburguesería a las que da gusto rememorar una y otra vez. LO PEOR:ciertas determinaciones se vuelven algo repetitivas. PUNTAJE:7,5