No me equivoqué al pensar que me iba a llegar. Sencillamente, Mary and Max es una película hecha con el alma, y que toca la tuya. Es pura ternura, aunque al mismo tiempo, hay mucha crueldad, mucho dolor, muchos miedos en ella. Es muchísimo más humana que muchas protagonizadas por actores de carne y hueso. Claro que la animación no es un obstáculo para esa humanidad, pero aún hay gente que se cree que sí y que huye de ella. Ellos se lo pierden.
Cuenta la historia de una niña, que vive en un entorno familiar muy complicado, y cuya vida no es muy fácil. Por casualidad, empieza a mantener contacto por correspondencia con Max, un hombre -creo recordar que de unos 40 años-, que vive en Nueva York, y que tiene un síndrome que lo hace diferente -y no quiero que diferente se entienda como algo malo, claro-. Está contada de una manera muy original: creo que no había ni un diálogo, y todo son voces en off: del narrador, y las voces de Mary y Max en las cartas que se escriben. A pesar de esto, en ningún momento se hace pesada o aburre. Y qué decir de la animación, todo hecho con plastilina...una auténtica pasada.
Mary and Max nos recuerda lo afortunados que somos, y lo desafortunados que son otros. Lo afortunados que somos por tener a alguien cerca, a alguien con quien hablar o quien compartir momentos de nuestras vidas. Y nos recuerda lo difícil que es la vida para otras personas, lo durísima que es la soledad, y cómo la sociedad trata mal y margina a ciertas personas que no lo merecen. Que quizá merezcan mucho más cariño que otros que sí lo reciben. Que nos encanta etiquetar a la gente, y apartarla si se salen de lo común; y como ellos sufren por ello. Una frase del narrador sobre el personaje de Max lo resume a la perfección: "Y él no podía entender por qué era visto como el raro, mientras al resto se les considera normales". La normalidad, ¿qué es? Desde cada perspectiva, la normalidad es una cosa distinta.
Esta película nos recuerda también que todos somos iguales. Que todos sufrimos y todos deseamos lo mismo: todos queremos tener un amigo, o alguien con quién hablar, no estar solos. Todos tenemos nuestros sueños, y todos sufrimos si no se cumplen, y somos felices si llegan a hacerse realidad. Todos tenemos nuestros gustos, nuestras formas de organiza
Y de paso, nos pega un palo. Nos pega un palo y nos hace sentir mal porque Mary y Max, son ese tipo de personas a las que normalmente, marginamos o no hacemos caso. Incluso, se les trata mal.
Y al final de la película, no pude evitar llorar. No pude evitar emocionarme, y darme cuenta de que había visto una película única, especial. Dura, triste, pero al mismo tiempo, preciosísima. Porque la vida es dura, pero tiene cosas muy bonitas por las que merece la pena seguir adelante.
Vedla ya si aún no lo habéis hecho, de verdad.