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Desde prisión, Roberto Rodríguez y Lamberto Hernández han decidido exponerse a la muerte
Lunes, septiembre 25, 2017 | Ángel Santiesteban
LA HABANA, Cuba.- Dos disidentes cubanos se encuentran en huelga de hambre en la prisión de Guamajal en Santa Clara. Roberto Rodríguez Acevedo y Lamberto Hernández Planas han decidido exponer sus vidas porque la dictadura ha cometido, contra ellos y muchos otros, las injusticias que acostumbra. Luego de mi última visita a la prisión, las autoridades penitenciarias impidieron que pudiera encontrarme nuevamente con ellos en la visita familiar; no hay dudas de que detrás de esta arbitrariedad está la mano de la Seguridad del Estado. Los necesitan solos y aislados, alejados de la mirada mediática para poder actuar con impunidad.
Roberto Rodríguez Acevedo es un hombre de sesenta y cuatro años, y ha sido condenado a catorce años. El régimen ha decidido sacarlo definitivamente del contexto político. Una vez que reciba su libertad, ya tendrá menos fuerza física para enfrentar a la dictadura, esa que olvida que el hecho de estar entre rejas es también una forma de luchar contra la dictadura del clan Castro.
Las constantes vejaciones que recibe cualquier preso hacen que muchos atenten contra sus vidas. Y es cierto que esta no es la mejor vía, pero yo, que ya estuve en situación semejante, tengo la certeza de que la desesperanza hace tomar decisiones como esas, y eso le viene muy bien al régimen.
Contra Roberto Rodríguez Acevedo sucedió lo mismo que con muchos disidentes; un juicio amañado, testigos que responden al discurso oficial que desprestigian al reo… La Seguridad del Estado escoge el delito, casi siempre los más deshonrosos, aquellos que la opinión pública odiará. El juicio oral se convierte en un acto circense donde magistrados y fiscalía son la misma cosa: títeres movidos por las manos de los oficiales de la policía política.
Lo cierto es que Roberto Rodríguez Acevedo cumplirá una sanción inventada y nada podrá liberarlo de tal infamia a menos que la dictadura caiga, o que la muerte lo libere de tanto abuso e indefensión. Así sucede a todos en régimen que no permite ni la más discreta oposición. Todo aquello que huele a crítica, a emplazamiento legal es combatido con saña sin que importen las consecuencias.
Lamberto Hernández Planas, también con sus razones para sumarse a la huelga de hambre, ha querido solidarizarse con su hermano de lucha, y un día después de que se plantara Roberto Rodríguez Acevedo, se sumó a la huelga que le podría causar la muerte que ojalá no ocurra, pero eso depende de todos los cubanos. Todos debemos ser solidarios y hacer que tal injusticia se conozca en todo el mundo.
Exijamos que a Roberto Rodríguez Acevedo y Lamberto Hernández Planas, les sean restituidos sus derechos, que sean devueltos a la vida pública. Ellos solos, desde sus oscuras celdas, no podrán lograrlo. Eso depende de nosotros.
Ver más en: huelga de hambre presos políticosACERCA DEL AUTOR
(La Habana, 1966). Graduado de Dirección de Cine, reside en La Habana, Cuba. Mención en el concurso Juan Rulfo (1989), Premio nacional del gremio de escritores UNEAC (1995). El libro: Sueño de un día de verano, fue publicado en 1998. En 1999 ganó el premio César Galeano. Y en el 2001, el Premio Alejo Carpentier que organiza el Instituto Cubano del Libro con el conjunto de relatos: Los hijos que nadie quiso. En el 2006, gana el premio Casa de las Américas en el género de cuento con el libro: Dichosos los que lloran. En 2013 ganó el Premio Internacional Franz Kafka de Novelas de Gaveta, convocado en la República Checa con la novela El verano en que Dios dormía. Ha publicado en México, España, Puerto Rico, Suiza, China, Inglaterra, República Dominicana, Francia, EE UU, Colombia, Portugal, Martinica, Italia, Canadá, entre otros países.
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