Peligro: optimista a la vista

Por Jeroensangers @JeroenSangers

Yo soy una persona positiva, porque he decidido serlo. El hecho de ser consciente de que se puede entrenar al cerebro para ser más feliz, ha hecho que incorpore a mi día a día una serie de rutinas que me permiten ser más feliz.

He decidido ser una persona positiva porque, a día de hoy, se sabe que, cuando somos positivos, nuestro cerebro libera dopamina, lo que hace que nos sintamos más felices y, además, activemos los centros de aprendizaje de nuestro cerebro.

Los beneficios que nos aporta ser una persona positiva son múltiples. Te recomiendo, si no lo has visto, escuchar a Shawn Achor en su charla TED «El feliz secreto para trabajar mejor», dónde nos cuenta sus investigaciones ayudando a las personas a readaptar su cerebro, permitiendo así que funcione con más optimismo y mayor éxito.

Ser una persona positiva está muy bien, pero es distinto de ser una persona optimista.

Yo también soy optimista. Es normal. El 80% de nosotros lo somos. La mayoría de nosotros creemos que las cosas irán bien y subestimamos las posibilidades de que vayan mal. Si no me crees, no dejes de ver este vídeo TED de Tali Sharot: «La predisposición al optimismo».

Aunque el optimismo también ofrece beneficios, plantea, desde mi punto de vista, un gran inconveniente: hace que nuestra previsión de la realidad sea siempre mejor que la propia realidad. Debido al optimismo, podemos decir sin miedo que, como poco, el 80% de nosotros hacemos planificaciones deficientes.

El optimismo es un gran enemigo de la efectividad personal. No solo porque ser excesivamente optimista favorece la procrastinación, sino porque además, cuando planificamos nuestros proyectos, trabajamos sobre estimaciones que sirven a su vez de base para otras estimaciones, lo que finalmente nos lleva a construcción de grandes gigantes con pies de paja.

Esta predisposición natural al optimismo nos obliga a replanificar, una y otra vez, según nos vamos encontrando con la realidad. Porque la realidad siempre se impone y, cuando lo hace, suele ser peor que la que habíamos planificado.

Además, el hecho de ver como nuestros proyectos avanzan peor, o incluso mucho peor, de lo que nosotros creíamos que avanzarían, afecta negativamente a nuestra valiosa actitud positiva.

Mi recomendación es que te olvides de construir castillos en el aire y empieces a trabajar, lo antes posible y de forma positiva en Resultados Alcanzables y Tachables (RATs)

Gracias a esta nueva forma de enfrentarte con la realidad, avanzarás a buen ritmo, sin necesidad de hacer y rehacer constantemente tus planes, y con una estimulante sensación de logro que potenciará al máximo tu actitud positiva.

Imagen Optimista cortesía de Shutterstock

Paz Garde

Paz Garde es Consultora artesana en efectividad centrada en las personas