Revista Jurídico

Pena de muerte desde un punto de vista económico

Por Josemartin

Pena de muerte o cadena perpetua  visión internacional desde un enfoque económico

la pena de muerte desde un punto de vista economico

Destapando la verdad en el Congreso Mundial

Por extraño que parezca y en contra de lo que la gente cree; es más caro ejecutar a alguien, que mantenerlo en la cárcel hasta el fin de sus días. Además, encontramos otro hecho que se desconoce: el efecto disuasorio de la pena de muerte contra el crimen.

Abogados de todo el planeta se reúnen en el Congreso Mundial contra la pena de muerte, que tiene el fin de discutir acerca de los sesgos relacionados con el tema; establecer vínculos entre los partidarios de la abolición y aumentar la conciencia pública en relación con esta forma de castigo, según diversas opiniones, en contra de la dignidad humana.

Según Edward McCarthy, un ciudadano de los Estados Unidos de América, que pasó 21 años de su vida en prisión (incluidos 19 en el llamado corredor de la muerte), «es un acto claramente injusto y reservado el castigo para los más marginados». Fue juzgado, declarado culpable y condenado a muerte en tres ocasiones, después de haber alcanzado el final de su calvario, deja largos gracias a una prueba de ADN y a la persistente lucha de su abogado. Éste se enfrentó y combatió contra los fiscales más desleales de la corte norteamericana.

Existen muchísimos reclusos equívocamente condenados a la gran temida muerte; ya que la introducción de pruebas novedosas muestra la evidencia de estos erróneos casos.

El consejo de abogados suizos consideran que la aplicación de la pena de muerte es vulnera explícitamente inaceptable los derechos humanos universales. El embajador jefe de las políticas de seguridad humana, Thomas Greminger, los apoyó en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza.

También ratificó el nombramiento de su país en la lucha internacional para abolir la pena de muerte. Para el gobierno en Berna, dijo el diplomático, esto es una prioridad de su política exterior, ya que la vida humana debe estar por encima de cualquier otro interés. En consecuencia, los presos muestran cierto optimismo escéptico.

Sin pausa, pero sin prisa

Por su parte, el director de la asociación Juntos Contra la Pena de Muerte, ECPM en francés, Chenuil Hazan y el coordinador del Congreso, Arnaud Gaillard, destacaron los retos a los que los grupos abolicionistas de pena aún tienen por delante, a pesar de los avances ya hechos: hace 25 años, dos tercios de los países en el mundo aplicaban la pena; hoy en día es sólo un tercio.

«Pero seis mil personas continúan ejecutándose cada año, que es un número muy grande», critica el responsable de ECPM, organización francesa que, desde su creación en el año 2000, se dedica a combatir cualquier ley que ponga en jaque los derechos de los reclusos. Esta organización se reúne y se expresa a través de eventos como la Congreso Mundial (se celebra cada tres años) y la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte.

El cuarto Congreso Mundial fue atendido por más de un millar de abogados de todos los rincones del planeta, reuniéndose en Suiza. Inclusive, y gracias al patrocinio de los organizadores, los periodistas también procedían de países del hemisferio sur, donde en muchas penas de muerte se sigue aplicando. Todos ellos con quejas unánimes ante esta barbarie.

En total, 58 países están representados; en su mayoría de Asia, el mundo árabe, parte del Caribe, Rusia occidental y centro Europa. También se incluye en la lista los Estados Unidos y Japón, lo cual es una contradicción alarmante, ya que van con su alarde de “país democrático” cuando son los entornos más despiadados entre los países desarrollados.

Gobiernos populistas aprovechan la situación

La reunión de los abolicionistas en Ginebra también tiene como objetivo lograr avances en la resolución de la ONU a favor de la moratoria sobre la pena de muerte, cuyo voto debe celebrarse en diciembre, así como la ratificación del Protocolo II del artículo que impide un paso atrás para los países que pretenden abolir la pena de muerte en poco tiempo, algo posible según las circunstancias:

«Los gobiernos populistas de algunos países plantean la posibilidad de restablecer la pena de muerte para combatir la delincuencia, pero los estudios científicos han demostrado que la pena de muerte no tiene carácter disuasorio» contestó Arnaud Gaillard.

Él dice que la ejecución de un homicidio, por ejemplo, se traduce en un acto pasional fuera de cualquier racionalización, incluyendo, por supuesto, el argumento de ser condenado a muerte.

En países como México o Jamaica se habla de la posibilidad de restablecer la pena máxima, ya que están muy azotados por el narcotráfico y las bandas criminales que giran en torno a él. En otros, como Estados Unidos, algunos estados suspendidos por razones económicas debido a la terrible recesión de la crisis en algunas ciudades como Detroit, sumando además la grave situación de delincuencia en las calles. Tales son los crímenes que es una de las ciudades con el ratio más elevado de abogado por ciudadano.

Es que, a pesar de la creencia generalizada, es más caro utilizar la pena de muerte que mantener al preso encarcelado hasta que muera de causa natural. Así lo demuestra el siguiente párrafo, a juicio de jueces, fiscales y abogados.

Hay otros grandes problemas que se esconden en la pena de muerte: supongamos que una persona es condenada a muerte y, para la aplicación de la pena (o declaración de inocencia), pueden pasar 10, 15 o incluso 20 años de su vida, lo que se traduciría en un daño irreparable en el preso y en la economía.. Por esto se quejan los jueces de la siguiente forma: «todo el tiempo y dinero que se necesita para pagar abogados, cubrir los gastos del procedimiento, buscar pruebas policiales, investigar mediante la contratación de detectives, realizar análisis en el laboratorio y, por último, llevar a cabo la pena de muerte».

Con todos estos datos, llegamos a la conclusión más macabra pero certera: el dinero, como suele ocurrir, está por encima de cualquier otra cosa.


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