El tiempo pasaba, Ulises no volvía y la situación se convirtió en desesperada para Penélope que llegó a plantearse tomar un nuevo esposo ya que habían pasado veinte años desde la partida de Ulises a la guerra de Troya. En el momento que Ulises vuelve a Ítaca y mata a los pretendientes, Penélope se muestra en silencio, dominada por emociones encontradas y vacila ante su presencia debido al sufrimiento y sucesivos desengaños vividos (algo que hasta su hijo Telémaco le reprocha) hasta que finalmente reconoce a su esposo.
Ahora nos centraremos en la explicación que se encierra detrás de este mito que ha fijado hasta nuestros dias el modelo positivo de mujer. Nos fijaremos en el marco físico de la aventura de Penélope que no es otro que el de su casa. Penélope, igual que cualquier mujer identificada por este modelo positivo, debe resolver los problemas de la casa. Por difíciles que parezcan los problemas, la mujer debe tener una solución.
Éste es el ejemplo más claro de fidelidad y de sumisión que la cultura patriarcal nos ha legado y que todavía hoy sigue vigente.
La pregunta es: ¿después de más de 3000 años, seremos capaces de cambiar alguna vez ese modelo?