Sinopsis ¿Qué tiene en común el equipo Mercedes de Fórmula Uno y Google? ¿Cuál es la conexión entre el equipo Sky de ciclismo y la industria aeronáutica? ¿En que se parecen el inventor James Dyson y el jugador de baloncesto Michael Jordan? La respuesta es que todos ellos son pensadores “caja negra”. La caja negra de los aviones sirve para registrar los errores y aprender de ellos para no repetirlos. Gracias a ello la industria aeronáutica ha evolucionado a unos niveles de seguridad inigualables en otros sectores. Los pensadores caja negra saben que la única forma de aprender es a través de registrar y saber qué es lo que se ha hecho mal. Pero no se trata simplemente del cliché de “aprende de tus fracasos”, sino de tener una metodología para percibirlos, entenderlos y sacar de ellos las enseñanzas imprescindibles para que no se vuelvan a repetir. Las historias reales que el autor cuenta sobre la utilización de estos sistemas o la falta de utilización de ellos, hacen que este sea un libro no sólo enormemente práctico y útil, sino fascinante de leer.
“Aprendemos de nuestros errores. Es tan sencillo y complicado como eso” Gary Kaplan
Equivócate pronto, equivócate mucho, y equivócate barato. Esta es una máxima que utilizamos mucho con las startups. Habría que añadir, documenta el fracaso y que es lo que has aprendido.
Tenemos que acostumbrarnos a penalizar menos el fracaso, siempre y cuando saquemos enseñanzas de este. No podemos estigmatizar a las personas por fallar, eso mata la innovación, la creatividad y cercena el intraemprendimiento en nuestras compañías.
Prima que las personas quieran innovar, que se equivoquen, que pierdan el miedo a volver a intentarlo. Pídeles que argumenten a sus compañeros donde se equivocaron, préstales ayuda para no volver a fallar, que sientan el apoyo de la dirección.
No aprender de los errores es de directivos ineptos, no documentar la innovación es tirar nuestro saber hacer por la ventana, y no apostar por el talento es de…
“La auténtica ignorancia no es la ausencia de conocimiento, sino negarse a adquirirlo” Karl Popper
Todos somos conscientes, de muy diversa forma, de lo difícil que es aceptar nuestros fracasos. Incluso en asuntos triviales, como un partido amistoso de golf, llegamos a irritarnos cuando no amos la talla y luego en el club nos lo recuerdan. Pero cuando el fracaso está relacionado con un aspecto importante de nuestras vidas –el trabajo, nuestro papel como padres, la posición social- la preocupación sube a otro nivel. Cuando nuestra profesionalidad está amenazada, somos propensos a acorazarnos. No nos queremos considerar incompetentes o ineptos, ni socavar nuestra credibilidad a ojos de los demás…
… cometer errores se considera una demostración de ineptitud. La propia idea de fracaso es una amenaza.
Una cultura de la transparencia no debería ser lo único que determina la reacción al fracaso, sino que debería marcar también las decisiones sobre la estrategia y la promoción. La meritocracia es un sinónimo de la responsabilidad.
Una cultura orientada hacia el crecimiento no es una estrategia vital o empresarial en la que todos nos creemos ganadores y nos damos palmadas en la espalda. Y sin duda tampoco es un intento de igualar sensibilidades. Más bien es una estrategia innovadora de la psicología organizativa que se basa en el principio científico más básico de todos: progresamos más rápido si aceptamos el fracaso y aprendemos de él.
“… en realidad damos palos de ciego sin muchas pistas sobre lo que realmente funciona y lo que no. Da bastante miedo” David Halpern
PENSAMIENTO CAJA NEGRA La sorprendente verdad del éxito Matthew Syed Empresa Activa
“Y, sin embargo, la tierra se mueve” Galileo
Recibid un cordial saludo