Hace un mes les preguntaba qué hacían para motivarse. Y hoy me encuentro en un blanco mental que no logro explicar. Casi les diría, más que blanco es un bloqueo color marrón. Marrón porque en muchos casos me resulta un color aburrido, difícil de usar, y de construir sin que deje la sensación de “color-que-no-dice-nada“. Eso es. Lo que me sucede es que no creo saber cómo abordar el tema que quiero exponer.
Cuando me pasan estas cosas recurro a varios ejercicios: salgo a caminar, correr o hacer ejercicio físico; cuando esto último no puedo hacerlo, escribo y dibujo “sin pensar” en mi cuaderno de notas. Puedo pasar unas horas junto a un té, varios bolis de colores, uno negro y la agenda… Me gusta el mundo analógico para estas situaciones. Creo cada vez más en la importancia del mundo analógico (pero éste… este es otro post). A veces cierro los ojos para centrarme dentro de mi cerebro, e imagino que navego dentro de él buscando la causa del bloqueo o una respuesta sobre qué rumbo tomar.
¿Quieren saber qué pasó? He encontrado, en este caso, la causa en forma de frase. Cuando la leí en mi cuaderno lo vi tan claro. La frase decía: “no creo tener algo interesante que decir hoy”. ¡Ja! Esta sensación de “no se puede” o de “algo es imposible” las detecto enseguida.
El creer en algo, una idea y en lo que haces se contagia. Y la situación opuesta, también.
La única manera de trabajar creativamente es soltando cualquier idea que nos ata a respuestas conocidas, respuestas negativas, respuestas no suficientes. Entonces me acordé de este ejercicio planteado por Kaihan Kripendorff sobre desmontar ideas aparentemente imposibles, que me gustaría compartir.
Son 4 simples pasos:
1. Pensar en una idea “imposible“: que crees que es imposible de llevar a cabo.
2. Escribir una lista con los tres grandes motivos que te hacen suponer que es una idea imposible.
3. Por cada uno de estos motivos, escribir tres ideas -por muy alocadas que aparenten- sobre cómo resolver dichas barreras.
4. Ahora vuelve a preguntarte: ¿de verdad es imposible?
En 9 de cada 10 casos, dice Krippendorff, hacer este ejercicio cambia la perspectiva del problema.
Espero lo disfruten tanto como yo.