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Pensamientos sobre Steve Jobs, las personas y la vida.

Publicado el 10 octubre 2011 por Bonhamled
El otro día en una divertida cena con una pareja, con una buena vista de la Gran Vía de Madrid, recordamos los malos tragos profesionales y personales que él había pasado en unos años anteriores, la amistad ya ha cumplido una década. Recordábamos el giro turbio que había dado su vida, la intranquilidad, desánimo y golpeo que la vida pareció percutir sobre él, incluso pasando por un periodo bastante oscuro de desempleo. Luego, creció, lo superó, mejoró en su trabajo, aumentó su autoestima y hoy, profesional en la culminación de su carrera y bien remunerado, ve aquel tiempo con el vértigo del daño más que sugerido pero, también, con la superación de un camino de mil millas que en verdad fueron diez mil.Nos acordábamos de otros compañeros de trabajo que vivieron en esas sombras, en esos lugares lóbregos del pensamiento y de la falta de fe en uno mismo que, después, y cruzando desiertos calientes y helados, mares gélidos e hirvientes y cada uno de los siete estadios del infierno dantesco llegaron tambien al Olimpo, muy discutible, del éxito profesional y del autoconocimiento, este si un cielo sin nubes.Pensaba sobre esto en la semana que ha muerto Steve Jobs, un exitoso emprendedor que confiaba en si mismo pero también el tipo que fue rechazado al ser adoptado, el que no terminó la universidad cuando fue el punto clave para facilitar su adopción por los Jobs, que fue despedido de la empresa que fundó junto a un amigo en el garage de su casa y, también, que fue diagnosticado con un cáncer de páncreas fulminante que fue realmente el que le venció. Una persona que pasó por infiernos y cielos, cruzó cielos azules y profundidades abisales para llegar a ese éxito o llegar, quizás, a ese último jalón que es al que debemos tender, el del autoconocimiento de manera que cada acto no sea un éxito tan absoluto y luminoso como parece ni un fracaso tan nihilista como para ver que el horizonte se estrecha y queda relegado a no moverse y no pensar. Sino juntos y todo ello un camino de superación y conocimiento para un mañana que siempre puede ser corto, demasiado corto.Las circunstancias cambian, un golpe de suerte o de mala suerte, de salud o de mala salud, de traición o de alabanza, las personas cambian, marcados siempre en su karma por cada acto que hace como la culata del revolver de un pistolero, también cambian los intereses, todo cambiante demostrando que en ese tiovivo del cambio lo único fijo, para cada uno, es uno mismo. Por eso espero ese tiempo futuro, no para reírme de algunas cuitas que se me antojan ahora como los trabajos de Hércules, sino para verlas superadas y a mi crecido y más fuerte. En ese momento, de verdadera victoria será alcanzada, el camino al autoconocimiento y a la valoración de las pequeñas cosas, las importantes, las que dan peso, interés y valor a la vida. Quedo a la espera de la superación de la aporía que ahora se me hace mater nutricia y acudir al buen juicio que solo el cruzar esas negras noches te dejan en disposición de llegar al amanecer de un nuevo día, conocido pero radiante en su novedad.Otros y yo, yo y otros. Recuerdos del día de mañana.Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.

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