Pensar antes de disparar

Publicado el 06 julio 2011 por Majelopez
Hoy recibí una carta. Me hizo ilusión tocar algo de papel en mi buzón.
Una curiosa carta, parece un anónimo impreso en letras de recortable:
"Hace mucho tiempo que no nos vemos"...
La abro y dentro descubro un mensaje,

"Hace más de 5 meses que fuiste a buscar lo que yo también te puedo dar"...
¿Es a mí? ¿Y quién me acusa?... Me quedo pensando. Y mientras lo hago mis ojos reparan en la portada de ADN, un diario gratuito que recogí en algún sitio.
Curiosa portada, no parece tener noticias, sólo un titular,
"Quién te quiere y quién te cuida como yo"... (que por cierto, no sé si afirma o me pregunta...)

Anda -pienso-, hoy parece que las cosas me hablan...
¿Verdad que los dos mensajes pueden ser uno continuación del otro? ¡Qué casualidad! Pero ese es el tono de la publicidad cuando quiere apelar a la emoción, como no me identifico parece que todos hablan igual...
Pero bueno, el caso es que parece que me hablan a mí, y hasta podría ser el mismo tipo que me quiere provocar, pero no...
De un lado surge un erizo... Del otro el extraño recortable sigue invitándome y lanzándome mensajes.
¡Vaya, parece que su invitación ahora adopta un tono sugerente...¡

ummmm .... "Ven a verme. Encontrarás todo lo que quieres"...
¿Quién es éste que me llama?
Una vuelta más al folleto y veo que detrás se esconde un Supermercado: Caprabo, aquel que hace ya tiempo venía directo a mi casa. Y tanto me gustaba que hasta me hice de su Club. Pero... ¿Por qué me acusa de dejarle? ¿A dónde quiere que vaya? Si aquel lugar en el que yo le visitaba hace tiempo que en él suena el Eco...
Esto es lo que objetivamente yo llamo Ineficacia. Y veréis porqué:
- El mensaje es sugerente
- El envío es creativo y está cuidado
- Los cupones que adjuntan sí, podrían ser más atractivos, pero bueno... son descuentos. ¿Quién les pide que sean atractivos? Sólo quiero que sean altos.
Hasta aquí todo parece bueno, pero... hay un pero...
A alguien se le ha pasado por alto algo tan sencillo como el CRM, comprobar el codigo postal de la Base de Datos previo al envío y ver que sí, una vez fui parte de un Club Caprabo que para mí significó algo, pero que estoy muy muy lejos, a kms de su zona de influencia. Carrefour Planet, Hipercor, Supercor, Mercadona ¡cómo no!... cubren su espacio. Porque un día, hace ya mucho tiempo, vino Eroski, lo compró, y esto no es malo, pero lo malo es que lo cambió (no algo, sino mucho) por dentro -y le hicieron perder el valor que yo le daba de marca atenta y cercana donde me saludaban como en el Mercado de Abastos-... y poco a poco aquel Caprabo languideció. Hasta que un día aquel centro, estratégicamente bien ubicado, en un cruce de carreteras, M40, M50, 503... con fácil acceso y una gran zona de influencia, murió y cerró.
De aquello pasó ya mucho tiempo y ahí sigue, un magnífico local en el que sólo hay eco.
Y ahora Caprabo se acuerda y me manda una carta. ¿Se acuerda o escribe a todo su Club muerto a mogollón? Dice que hace 5 meses que no nos vemos -se les olvidaron sumar unos cuantos más-. Me agrada que se acuerde de mí, pero ya no puedo visitarle porque el Caprabo más próximo está a kilómetros de distancia y no me pilla ni de paso...
Así que guardaré su bonita carta.
Aunque me queda la duda... ¿En qué grupo de cliente me clasificarán? ¿Infiel? -¡qué feo...!- si quien abandonó no fui yo...
Es lo que tiene el sentimiento del consumidor abandonado. Recuperarle es tan fácil a veces como cruzar dos números (C.P.) y ver dónde está él y dónde estoy yo. Una forma de optimizar el mensaje.
¿Si sabes que no puedes recibirme para qué me llamas? Parece obvio ¿verdad? Importante si no quieres quedarte enviando muchas cartas que nunca tendrán respuesta. Es el antes necesario a tomar otra decisión: ¿Qué hacemos con el Club? Porque si no puedo participar... ¿Lo cierra él o lo cierro yo?Aunque también tienen la opción de llenar el espacio donde ahora hay eco.
El erizo desde su ventana me sigue mirando muy atento, tal vez espera mi decisión. Con esa carita sí, me cae simpático, pero tengo un problema que él no sabe. Es un seguro y aunque me promete cuidarme como nadie, ya no me puedo cambiar porque firmé un compromiso con otro. Tal vez cuando toque, si me acuerdo...
Aunque él no me vino a buscar, le cogí yo robando este mensaje directo a su target potencial. Aquí no había números que cruzar, simplemente nos encontramos por casualidad y un emotivo titular llamó mi atención. De eso iba su disparo en realidad: de disparar a diestro y siniestro que a alguno le dará. No está mal. El otro era un disparo directo a puerta, pero le falló el marcador para apuntar el gol.