Pensar en lo que hacemos

Publicado el 13 noviembre 2011 por Alfredo


Sin más quiero iniciar el presente ensayo preguntándonos ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo es posible tanta desigualdad e injusticia en el mundo habiendo un exponencial avance de las ciencias y las técnicas? ¿Qué podemos hacer o qué estamos haciendo mal? Dejar claro al lector que el artículo no pretende en absoluto persuadirlo en lo qué debemos hacer, como si el autor pretendiera sustentar la verdad para después inculcarla e imponerla. Pretendo sin embargo, diagnosticar humildemente algunos problemas de nuestro tiempo y provocar al lector. Lo que sigue es un diálogo (al estilo de los diálogos de Platón, no es un juego).
Alfredo- ¿De dónde vienes y a dónde vas querido Antonio?
Antonio- Del súper-mercado que me acabo de hacer con la última video-consola, la pena es que esta semana tengo exámenes. Bueno, y tú ¿qué haces?
Alfredo - Paseando por la ciudad y tras reunirme con varios representantes del movimiento anti-globalización y otros movimientos, me he encontrado con este Extranjero que afirma saber de filosofía y que gustosamente acepta dialogar con nosotros sobre asuntos importantísimos. Aunque dudo mucho que tú Antonio quieras participar en estos asuntos que tantos quebraderos de cabeza trae. Además, estarás deseando estrenar tu nueva adquisición antes de que se te pasen las ganas. ¿Estoy en lo cierto amigo?
Antonio- Sí, lo estás. No obstante, me gustaría escucharos antes a ti y a este Extranjero hablar de filosofía, si es que esto de filosofar sirve para algo. En breves mi amigo Pablo llegará, así se lo pedí por tuenti, también decir que Pablo se defiende en esto de la filosofía y que, no hace mucho, publicó un brillante artículo sobre el libre albedrío en San Agustín.
Alfredo -Muy bien, que así sea, yo y el Extranjero estábamos discutiendo sobre qué estamos haciendo y a dónde vamos.
Antonio - Pues que hable.
Extranjero - La pregunta es que cómo es posible tanta injusticia en el mundo y tanta ignorancia en las personas. A la par ¿cómo es posible que con tanto avance tecnológico el mundo clame al cielo? Nos dicen que esto es así porque el hombre es malo por naturaleza, es egoísta, es interesado y que hará todo lo posible para dominar al otro y, por consiguiente, alcanzar la libertad y la felicidad. Yo no sé si eso será verdad, lo que sí sé es que es la excusa perfecta para escoger el camino más fácil y el que más interese a nuestros intereses. Veamos, ¿dónde estamos ahora?
Antonio -En la edad dorada de la tecnología, de las ciencias, de los efectos especiales de imagen y sonido, en la época de mayor libertad donde cada uno con el esfuerzo de su trabajo y su ingenio es remunerado para alcanzar un determinado escalón de la pirámide, un determinado estatus social, estatus que sólo el dinero y mediante el dinero se puede conseguir, y cuanto más dinero más altura y supongo que mejor bien-estar, libertad y felicidad plena. No es que piense que el dinero lo es todo, bueno a veces lo pienso, pero desde luego te soluciona muchos problemas de la vida. Para eso estudio, para conseguir un trabajo de oficina y bien pagado, comprarme un coche, echarme novia y comprarme una casa, así por este orden. Y vivir. ¿Qué tiene de malo? Que el mundo clame al cielo, es cosa de los países que no han sabido adaptarse como lo hemos hecho nosotros los occidentales que, al ser mejor preparados técnicamente, nos hemos impuesto sobre los otros, está en la naturaleza humana ya sabes, la selección natural de Darwin: sobrevive el más adaptado al medio.
Alfredo – Creo que tus conclusiones, querido Antonio, distan mucho de estar en lo cierto.
Extranjero – La cuestión que te planteo Antonio ¿hasta qué punto el supuesto bien-estar de los occidentales no es una farsa y, mirando atrás en la Historia, hasta qué punto la supremacía de Occidente no ha sido posible a no ser que aplicarán una política etnocentrista y genocida sobre los demás pueblos, a nuestros ojos extraños e inferiores? ¿Acaso la supremacía supuestamente legítima de Occidente en el mundo no ha sido a costa de la invasión de otros territorios tratando a sus habitantes como meros recursos energéticos para nuestros intereses? Ah!! Se me olvidaba, es que es la naturaleza humana, como somos así por naturaleza de malos, unos se han impuesto sobre otros, problema solucionado. ¿Cómo puedes eludir a la voz de tu conciencia con tan disparatadas conclusiones?
Antonio – Quizás tengas razón pero no me puedes negar que esta es la realidad ¿o es que pretendes cambiar el mundo?
Extranjero – Lejos estoy de hacer eso, sólo advierto sobre los problemas fundamentales que existen en nuestro tiempo. El cambio comienza en cada uno de nosotros mismos. Estoy aquí para concienciar y para provocar, para molestar las conciencias. Para guiar y no para dirigir.
Antonio - ¿Por qué tantas molestias? ¿No es más fácil preocuparte de tí sólo, con tus adquisiciones y tu vida, qué te empuja a realizar tal empresa?
Extranjero-Es que tras conocer las injusticias cometidas en el mundo aún no he hallado la manera de eludir a la voz de mi conciencia pues cada vez que casi lo consigo, me di cuenta que estaba cayendo en una coartada que justificaba todas mis acciones despreocupándome de lo demás, tras esto, no hay descanso en mi alma ni coartada moral o religiosa que a la “voz” eluda.
Pablo - Oye ¿qué haces? Vamos a probar la nueva consola en mi casa, en la televisión del salón de más de cuarenta pulgadas.