El sonido de los 100 disparos aún golpeaba cerca del Nuevo Gasómetro. Las imágenes de los dos barras muertos y el dolor de sus familiares impactaban en los canales. Entonces, el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, dio a conocer la medida por el choque entre hinchas de Boca. “Es inclaudicable mi decisión de que el Torneo Inicial se juegue sin público visitante”, enfatizó el funcionario. El anuncio oficial llegará en las próximos días. Ahora bien, ¿esta restricción pondrá fin a los incidentes fuera y dentro de las canchas? Todo lo contrario. Un estudio universitario asegura que la medida provocará “una clara reducción de los hinchas pacíficos y le dará mayor poder a los barras”.
Germán Caruso y Julián Genoud, graduados en Economía de la Universidad de San Andrés (UdeSA), evaluaron de manera cualitativa el efecto de la reducción en la capacidad permitida de concurrencia a las canchas. Lo hicieron a partir de un modelo simple de agent-based computacional: el análisis de de mundos virtuales y la interacción de sus agentes (individuos, organizaciones sociales y entidades, entre otros) En una tribuna, ambos dispusieron una determinada cantidad de hinchas a los que llamaron “genuinos”, de barras y de asientos vacíos (generados por la restricción en la venta de entradas). El objetivo era observar qué sucedía, a largo plazo, con la distribución final, en especial la de simpatizantes pacíficos.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones? La restricción de los hinchas visitantes “conlleva un efecto negativo sobre la concurrencia de hinchas pacíficos, deteriorando aún más la calidad de los espectáculos y acrecentando la violencia en las canchas argentinas”. El trabajo destaca, además, que el fanático “genuino” busca ir a la cancha para formar parte en un buen espectáculo. Una postal que representa con el estadio lleno y la posibilidad de estar rodeado de hinchas de su tipo, que no cometan desmanes ni generen incidentes.
El trabajo señala también que, a medida que la restricción al ingreso de público visitante se hace más fuerte, “la interacción entre los pocos hinchas pacíficos que quedan y los barras lleva a los primeros a comportarse violentamente o a retirarse del estadio. El problema aparece porque los violentos son indiferentes ante la presencia de un asiento vacío: sólo se preocupan por concretar su negocio, y únicamente la presencia y repudio de varios hinchas pacíficos puede acabar con ello. Para los simpatizantes genuinos, el hecho de perder presencia relativa a la capacidad total del estadio (es decir, contando los asientos vacíos) les provoca pérdida de interés por el espectáculo, o contagio y comportamiento ‘en manada’”.
Y por último, concluye: “Los resultados obtenidos manifiestan una clara reducción de la presencia de los hinchas pacíficos en la cancha a largo plazo a medida que la disposición aumenta. Más aún, se observa que la cantidad de barrabravas es creciente, lo que sugiere que habrá más violencia”.