La península Ibérica es una importante localización en la paleontología. No solo disponemos de una gran cantidad de reconocido prestigio internacional, además gozamos de algún que otro de conservación excepcional, lo que en el mundillo se conoce como lagestätte. Un ejemplo de esto es el yacimiento de Las Hoyas, en la provincia de Cuenca. Datado entre hace 125 y 130 millones de años (concretamente en Barremiense, peqeuña subdivisión del Cretacico Inferior), este afloramiento fosilífero nos ha brindado y permitido gozar de una variadísima diversidad de especímenes de vegetales, anfibios, cocodrilos y, por supuesto, dinosaurios. Pero curiosamente, los restos de terópodos se limitaban a únicamente al ornitomimisáurido Pelecanimimus polyodon, un género algo similar* al Gallimimus de Parque Jurásico y varios tipos de aves de pequeño tamaño. En el sistema faltaba un depredador de gran tamaño. Habéis leído bien "faltaba", por que ya no falta. Ayer se presentó a bombo y platillo al primer ejemplar deConcavenator corcovatus, conocido cariñosamente como Pepito. Seguir leyendo en El Ojo de Darwin.