Hoy se cumplen once meses de ser otro yo que nunca hubiese conocido de no haber llegado a mi vida mi pequeña Eva, el sol que alumbra todos mis días y mis noches...
Cuando pierdo el rumbo
y las auroras comienzan
a parecerme -siempre- ocasos,
y la cruz del sur
se deja cubrir por las nubes,
y los recuerdos grises
que no puedo olvidar
me empiezan a otoñar el alma;
cuando el viento
deja de susurrarme al oído
y hasta las brújulas
pierden su norte
apareces tu, con tus manitas sabias,
para salvarme de mis abismos.
Para leer más TEXTOS del autor de este blog (Leandro Murciego)