Se aprecia que es un ejemplar adulto por la llamativa ceja blanquecina, y la ausencia de máscara oscura combinada con la coloración del dorso, de tonos pardos, nos aclara su naturaleza, una hembra adulta.
El domingo 13 por la misma zona pude ver tres collalbas. La primera, un macho.
Se aprecia bien la ceja blanquecina, máscara oscura y dorso azulado. Si miramos la espalda más de cerca...
se aprecian unos llamativos tonos pardos, típicos del plumaje invernal, por lo que parece que nuestro macho aún no ha finalizado la muda. Y aquí tenemos otro ejemplar.
Este probablemente se trata de un juvenil, por la ausencia de ceja.
Me encantan las collalbas, son conspicuas, muy llamativas y siempre se convierten en un objetivo preferente en mis salidas ornitológicas de otoño y primavera. No dejo de asombrarme pensando en las enormes distancias que recorren en sus periplos migratorios. Quizás a ellas les infunde respeto también saltar al mar, saben que les espera un largo viaje sobre el Océano Atlántico.